Tres años y medio de prisión de cumplimiento efectivo por sus antecedentes penales recibió Cristian Javier Sosa (54), el acusado de haber golpeado salvajemente al veterinario Claudio Bulgarella (60) en la clínica de salud animal Adap 24 ubicado en Morón luego de la muerte de su perro.
La víctima sufrió fractura de los huesos de la cara, entre otras lesiones de gravedad y permanentes, como la pérdida del gusto. El hecho ocurrió el 21 de octubre de 2021 en el comercio ubicado en Hipólito Yrigoyen al 900, y derivó en un paro de veterinarios.
Para la jueza Graciela Angriman, del Juzgado en lo Correccional Nº 5 de Morón, Sosa fue autor del delito de lesiones graves y por eso el monto de la pena. Y su pareja de entonces, Gladis Portesani, quien según Bulgarella fue la instigadora de la agresión que padeció e incluso atacante, porque le aplicó un cachetazo, no mereció sanción alguna.
“Si bien la pareja de Sosa anunció a la asistente de la víctima que iría a la veterinaria a ‘romper todo’, su conducta no trascendió el límite de una mera bravata que no tuvo mayor repercusión”, consideró la magistrada en su resolución, a la que tuvo acceso Primer Plano Online.
Como informó este medio, en el juicio quedó clara la mecánica del hecho. Todo comenzó cuando Sosa le provocó sin intención un corte superficial en el pecho a su perro, un caniche negro, en la noche del miércoles 20 de octubre. Al otro día, a primera hora, lo llevó a la clínica, en donde recibió dos puntos de sutura. Entre el tajo y la atención veterinaria pasaron casi 13 horas.
“No se le dio sedación, ni anestesia. Simplemente la sutura con el animal en manos del dueño”, narró el profesional. Lo que supo después la víctima del ataque es que el animal estaba en tratamiento por una enfermedad producida por la garrapata llamada hepatozoon canis, que produce un montón de lesiones en el organismo, como la anemia, y puede ser letal. “Yo era la primera vez que atendía al perro y fue por una cuestión menor”, enfatizó Bulgarella en su declaración.
La pareja se fue a la casa con el animal y al rato llamó por teléfono a la veterinaria para avisar del deceso. “Insultaron a mi secretaria, le gritaron porque el perro había fallecido. Yo estaba haciendo cirugías en Merlo Gómez, volví al local y llamé a la mujer. Al rato se presentaron en el local y se desencadenó la violencia”, refirió la víctima.
Si bien la querella había solicitado seis años de prisión de cumplimiento efectivo para Sosa, la justicia consideró que el monto de la pena debía ser de tres años y seis meses. Por ese motivo, los abogados de Bulgarella, Jorge Alexis Gómez e Ismael Pralong, anunciaron que apelarán el fallo.
Para la jueza Angriman, lo que no se no pudo acreditar en la instrucción es que el imputado “realizó una planificación anticipada dirigida a colocar en un mayor estado de indefensión” al veterinario. Por eso descartó que la acción en sí sea considerada como un agravante. La magistrada, asimismo, concluyó: “no puedo depreciar el afecto y la tristeza que sintieron Sosa y Portesani ante el deceso de Lolita (la perra), pero ello no disminuye la responsabilidad del imputado”.