La justicia Correccional de Morón condenó a un chofer de la Empresa 216 que el 31 de mayo de 2023 atropelló y mató a una abuela de 70 años en pleno centro de ese distrito.
La sentencia recayó sobre Pablo Márquez (46), quien estaba al mando del interno 104 de la línea 236 y terminaba de salir de plaza La Roche con destino a barrio Belgrano. Justo en la intersección de Buen Viaje y 9 de Julio cruzaba la calle Violeta del Valle Tanquia, vecina de Merlo, quien fue literalmente pasada por arriba por el micro. Murió en el acto.

En juicio abreviado, el juez Federico Topino (que subroga el Juzgado Correccional Nº 2, cuya titularidad está vacante) dispuso condenar a Márquez a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional (es decir, no irá preso) y una inhabilitación especial para conducir vehículos automotores por cinco años.
La justicia lo consideró autor del delito de homicidio culposo agravado por la conducción imprudente y antirreglamentaria de un vehículo con motor. Al aceptar la sentencia como una forma de economía procesal y acotar los tiempos de resolución, el conductor se hizo cargo de su responsabilidad.
Quién era la abuela fallecida y qué pasará con el colectivero condenado
Cuando Primer Plano Online publicó el siniestro fatal, una vecina de la víctima la evocó con palabras elogiosas. “Era toda una luchadora, a la que le gustaba pintar, iba a yoga con mi mamá y le encantaba salir a tomar algo con sus amigas”, indicó. “Un ser de mucha luz, súper amable, que no se merecía irse así”, le tributó a modo de recordatorio.
Si bien los primeros testimonios que recogió este medio en el momento del hecho hablaban de que la víctima se había tropezado, las imágenes de cámaras de seguridad desmintieron que esa haya sido la mecánica.
Por eso la fiscal que investigó el caso, Silvana Bonini, tuvo en cuenta las evidencias recopiladas para sostener la acusación por la que luego el colectivero fue condenado. Incluso en el video del hecho, se visualiza que el transporte dobla y el conductor no ve a la víctima y frena cuando otra mujer, de frente y a pocos metros, le hace señas con desesperación para pedirle que detenga la marcha.

A partir de la condena, que por ser en juicio abreviado ya es firme, las empresas suelen prescindir de los servicios del personal que carga sobre sí una sentencia en su contra. Incluso por cuestiones legales: el chofer es chofer y si está imposibilitado de manejar no puede ser derivado a la realización de otra tarea.
En rigor, como el colectivero acá es el imposibilitado de prestar la labor para la que fue contratado, lo que debería pasar es que renuncie a raíz del fallo judicial. Eso todavía no pasó.