COBERTURA EXCLUSIVA DE PRIMER PLANO ONLINE. En la segunda jornada de debate por el crimen del cajero del Banco Nación de Isidro Casanova Germán Chávez Torrez, el fiscal del juicio, Eduardo Codesido, pidió al tribunal la proyección del video captado por la cámara de seguridad de la sucursal, en donde se observa con claridad cómo fueron los hechos.
Asimismo, declararon la gerenta de la entidad al momento del fatal episodio y un compañero de la víctima, que estaba a su lado cuando se desencadenó la balacera. Por su parte, de las seis personas imputadas, en esta ocasión Sergio Poggi y Lucas Delgado, participaron de la audiencia de manera remota, a través de una plataforma online, y convocados por los jueces Walter Antonio Venditti, Esteban Rodríguez Eggers y por la jueza Nada Flores Vega, del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 3 de San Martin, se negaron a brindar testimonio sobre lo ocurrido aquella mañana del viernes 31 de enero de 2020.
Como es costumbre, Primer Plano Online fue el único medio presente siguiendo las alternativas de un juicio oral que está previsto finalice en septiembre próximo. También acompañaron a mamá Trinidad y a papá Reynaldo familiares y amigos de Germán, entre quienes se destacan dos verdaderos pilares de la familia: su abuela Raymunda, apoyada en un bastón, y su tía Gloria.

Cuando los imputados rechazaron declarar el tribunal convocó a testigos directos del brutal asesinato de Chávez Torrez para reconstruir lo vivido aquella jornada. En primer lugar fue el turno de Andrea Ros, quien se desempeñaba como gerenta de la sucursal. La mujer contó que era una costumbre del staff del banco desayunar para consolidar la relación de trabajo y ajustar detalles del funcionamiento de la sucursal.
Minutos antes de las 10, el personal fue a ocupar su lugar, ella estaba en el escritorio de su oficina, que quedaba a la mitad del local y era vidriada. De frente tenía el despacho de otro empleado jerárquico. Mientras acomodaba papeles escuchó gritos, miró a su compañero, que estaba pasillo mediante, y observó que él se paró. De inmediato vio pasar a un encapuchado con el agente de seguridad privada, al que tenía tomado del cuello mientras lo apuntaba.
Ella se había acercado a la puerta, pero automáticamente retrocedió hacia su escritorio y se tiró al piso. Junto a otro empleado se fue gateando hacia la zona de ingreso al banco. Fue entonces que visualizaron a otro hombre parado junto a un tótem con un arma larga, encapuchado, vestido de oscuro, corpulento. Sin escapatoria volvió a su oficina y se quedó debajo de la mesa.
Su testimonio, en rigor, resumió lo que escuchó, no tanto a lo que vio del crimen, porque quedó lejos de la escena. En el momento de los disparos oyó dos estruendos en la zona de cajas, pero pensó que se trataba de algo disuasivo, al aire, porque en el medio había gritos de los asaltantes. “Ya nos vamos, quédense quietos”, decían los ladrones. Esos gritos provenían también de afuera, con alguien que hacía de campana.

Al salir de ese refugio se encontró con dinero desparramado por el pasillo, y clientes que corrieron hacia las cajas para intentar socorrer a Germán, que tendido en el suelo. Dos personas intentaron hacerle curaciones, pero un hombre se acercó a ella y le dijo que consideraba que ya no había nada por hacer, que el muchacho estaba muerto. En medio de ese relato, papá Reynaldo y mamá Trinidad rompieron en llanto.
Después fue el turno de Demian Alizaga, encargado del área de cajas del Banco Nación y compañero de labores de Germán. Esa sucursal, ubicada sobre la calle Roma 3271 de Isidro Casanova, en La Matanza, contaba con cuatro bocas de atención al cliente. Demian era uno de los cuatro cajeros. Su testimonio es, hasta el momento, el que mejor reflejó lo ocurrido aquella fatídica mañana. De hecho, al finalizar su relato se proyectó, a pedido del fiscal, el video de las cámaras de seguridad del banco.
Aquella mañana él había terminado de repartir los billetes en las cajas cuando aparecieron dos personas: una con la capucha del buzo puesta y el otro con una máscara de cotillón de payaso, que es quien lo encañona con un arma y le exige la entrega del dinero. Sacó de un bolsillo de su pantalón una bolsa de consorcio y empezó a gritar para que ponga allí el dinero. Eran Alberto Manuel Freijo, alias ‘Aceite’ o ‘Aceituna’ y Norberto Manuel Salinas.
Alizaga alcanzó a poner pocos billetes en la bolsa cuando advirtió que Germán forcejeaba con el delincuente encapuchado (Salinas). “Germán lo estaba agarrando de atrás”, recordó. Ahí es cuando ‘Aceituna’ Freijo le gritó que lo suelte, al igual que su compañero, y en ese momento se produjeron los disparos. En el video se aprecia el forcejeo: el primero tiro que impacta en la víctima y, aún con una bala en el cuerpo, Chávez Torrez se arrojó encima del ladrón, que lo termina de rematar de cuatro disparos más. En esos disparos también fue herido Salinas en una pierna por su cómplice.
Demián corrió hacia la puerta para intentar alejarse, y el otro ladrón lo apuntó y le ordenó que se tire al suelo. Lo que contó ese trabajador coincide con la secuencia que muestra el video. También se observó un movimiento rápido de Germán, que intentó meter algo en la caja fuerte (no se aprecia qué, pero parecía un fajo de dinero) y luego guarda el celular en el cesto de basura. Esa acción de Chávez Torrez hizo que Salinas se incline para ver qué había arrojado allí y ahí es cuando se abalanza encima.

Demian narró que dentro del banco eran tres los delincuentes. ‘Aceituna’, Salinas, otro hombre robusto no identificado y uno más afuera, que era quien gritaba para que la banda salga haciendo una cuenta regresiva. “Nueve, ocho, vamos, vamos, siete, seis…” era lo que oyeron. Todo como si se hubiera tratado de un plan organizado segundo a segundo. Cuando los asesinos de Germán se retiraron, un policía de civil que estaba entre los clientes del banco salió detrás de ellos, se identificó como tal y recibió una ráfaga de ametralladora como respuesta, que hizo estallar a varios de los vidrios.
Demian agregó que un hecho curioso, en su perspectiva, es que muchas veces de los desayunos de los viernes participaba el personal de seguridad. Pero ese día ninguno de los dos trabajadores de custodia participó. Y que él recuerda haber visto minutos antes de la apertura del banco a uno de ellos con cierta actitud que le llamó la atención, como nervioso. Fue el que terminó luego como rehén, apuntado por los delincuentes, llamado Sergio.
Cuando terminó su relato y antes que se emita el video, el papá de Chávez Torrez y la abuela del joven pidieron salir de la sala para no verlo. Su mamá y su tía se quedaron. El momento fue durísimo, imposible de describir. Primer Plano Online se reserva la no exhibición del video para no entorpecer el desarrollo del juicio. Luego declararon un compañero más de Germán y un cliente del banco, que no aportaron nada distinto a lo ya expresado por la gerente y el responsable de cajas.