La denuncia anónima ingresada a la central de emergencias 911, que daba cuenta de la operatoria mediante la cual una banda de narcomenudeo vendía drogas a cualquier hora del día en tres inmuebles del barrio Mitre, en Hurlingham, terminó con la detención de cuatro integrantes de un clan familiar que ya estaba siendo investigado en otras causas conexas.
Los allanamientos fueron realizados en domicilios de las calles Tigre al 1000 y Alcántara al 4300, de la populosa barriada, y fueron realizados por personal de la Delegación de Investigaciones del Trafico de Drogas Ilícitas Morón en conjunto con agentes de la Estación de Policía de Hurlingham y de la Secretaría de Seguridad del Municipio. Los Ortega fueron los sindicados en la denuncia como quienes comercializaban sustancias prohibidas, principalmente cocaína y marihuana.
Fuentes con acceso al expediente precisaron a Primer Plano Online que antes de los procedimientos hubo tareas encubiertas de varias semanas que permitieron recopilar evidencias de cómo operaba la estructura delictiva. Consistieron en seguimientos de personas, vigilancias de manera dinámica y estáticas y filmaciones de los movimientos que se realizaban en los domicilios objeto de la diligencia.
“Las tareas que se realizaban en el lugar se tornaron dificultosas, ya que se observaban distintas personas caminar por las calles del barrio en modo de alerta, quienes daban varias vueltas a la manzana, a los fines de saber los movimientos en el barrio y de observar alguna persona o automóvil ajeno al lugar, daban aviso de inmediato a los fines de evitar posibles operativos antidrogas”, describieron los voceros. Era un sistema de ‘soldaditos’.
El clan familiar que tenía amenazado al barrio
Fue así que comenzó una segunda etapa de la pesquisa, cuando efectivos policiales de manera encubierta y haciéndose pasar por habitantes del barrio interactuaron con vecinas y vecinos para obtener información. Así confirmaron que los Ortega padre, madre y sus hijos eran quienes encabezaban la actividad ilícita. Es más: del prontuario de ese clan todo el mundo sabía porque, además, había amenazas veladas cada habitante del radio de acción.
“Los movimientos en el barrio habían comenzado a ser similares a los de las villas del conurbano: vendedores se paraban sobre las calles con sus correspondientes custodias, recibían a distintas personas y entregaban la sustancia a cambio del dinero, sin mayores ceremonias”, agregó una de las fuentes consultadas.
Lo que precipitó el procedimiento policial fue la diligencia de comprador previo, es decir, interceptar en la vía pública a un joven que regresaba de adquirir cocaína. Antes, el juez Ricardo Fraga, titular del Juzgado de Garantías Nº 2 de Morón, había dado curso a los allanamientos solicitados por el fiscal Ezequiel Lovillo, de la UFI Nº 9 de ese Departamento Judicial.
En los domicilios sindicados más arriba se incautó “una importante cantidad dosis de clorhidrato de cocaína, cogollos de marihuana, dinero en efectivo y teléfonos celulares”, que ahora quedaron a manos de la justicia para profundizar la investigación. Hubo cuatro detenciones en total: padre, madre, hija e hijo, los Ortega en pleno, que permanecen a disposición de la justicia.
