Finalmente declaró ante la justicia el principal sospechoso del crimen de Fernando ‘Lechuga’ Pérez Algaba. Se trata de Maximiliano Pilepich, quien esta mañana se sentó ante el fiscal Marcelo Domínguez, de la UFI Nº 5 de Lomas de Zamora, y aceptó brindar su versión sobre lo sucedido en la jornada del pasado 18 de julio. Tras el trámite, el funcionario judicial solicitó un total de siete prisiones preventivas.
Según pudo saber Primer Plano Online, Pilepich -quien había sido acusado por Nahuel Vargas, otro de los detenidos en la causa, por haberle disparado a la víctima fatal- expresó prácticamente lo mismo en su indagatoria, pero al revés: le espetó a Vargas el crimen y también confesó que fue cometido en el emprendimiento Renacer, de General Rodríguez. En eso coincidieron: en la escena.
Según su testimonio, durante la tarde de aquella jornada estaban los tres (Vargas, Pilepich y Pérez Algaba) dentro de la casa de campo y ‘Lechuga’ empezó a manipular una pistola que tenía en sus manos y les afirmó: “¿que pasa si los mato acá? Nada, no los paga nadie”. En ese momento Pilepich aseguró que “le dije que se dejara de romper las bolas” y, según sus dichos, se fue hacia las oficinas que estaban en la parte delantera del emprendimiento.
“Tardé quince minutos, volví y, al llegar, vi a Nahuel desencajado con la pistola en la mano. Me dijo ‘este hijo de puta no daba para más’, y vi a Fernando tirado en el piso, boca arriba’”, narró, y completó la escena: “me arrodillé en el pasto y me agarré la cabeza. No entendía lo que había pasado”. Después se comenzó a marear, se descompensó y fue el propio Vargas quien lo asistió.
Cuando terminó la declaración de Pilepich, que es mucho más larga (36 páginas en total), el fiscal del caso solicitó las prisiones preventivas de los siete detenidos que tiene la causa. Se trata de Maximiliano Ezequiel Pilepich, Nahuel Sebastián Vargas, Matías Ezequiel Gil, Luis Alberto Contreras, Horacio Mariano Córdoba, Flavia Lorena Bomrad y Fernando Gastón Martín Carrizo, a quienes les imputa los delitos de homicidio cuádruplemente calificado por concurso premeditado de dos o más personas, alevosía, codicia y uso de arma de fuego y falso testimonio.
Para la pesquisa está claro que el objetivo del crimen fue netamente económico, ya que varios de los implicados “se vieron exceptuados del pago de una deuda con la víctima”. Tras matarlo, “siguiendo con su plan criminal en lugar y momento aún no determinado seccionaron y embalaron el cuerpo” de Pérez Algaba, lo colocaron en una valija de color roja con vivos negros de marca Brandy, en una mochila de color negra con inscripciones del Municipio de Lomas de Zamora y en un envoltorio confeccionado con bolsas de nylon negra, tipo consorcio, y lo arrojaron en el Arroyo del Rey.
Sus restos, como se sabe, fueron encontrados de manera fortuita por chicos que jugaban a la pelota en inmediaciones de la estación de Bombeo de Ingeniero Budge, entre los días 23 y 25 de julio. Como si esa acusación fuera poco, el fiscal Domínguez también les agregó como agravante las mentiras que dijeron en sus declaraciones Pilepich, Vargas, Contreras y la gestora Flavia Bomrad, quienes “afirmaron falsedades al momento de indicar como era la relación que los unía con la víctima y como fueron las actividades que desarrollaron entre los días 18 y 19 de julio del corriente año”.
