“No estoy hablando de cobrar más: el reclamo salarial va por otro lado. Estoy hablando de infraestructura. Hay dependencias judiciales en el interior de la provincia que tienen baños químicos”.
La descripción pertenece a Matías Rappazzo, flamante presidente del Colegio de Magistrados y Funcionarios Judiciales bonaerense. Es una radiografía del actual servicio de justicia que expone lo complejo de la trama por debatir con la política. Y un reclamo que se sostiene en el tiempo: la posibilidad de que ese poder independiente del Estado, como el Legislativo y el Ejecutivo, maneje su propio presupuesto con autarquía.
“La Provincia de Buenos Aires tiene 20 Departamentos Judiciales, desde San Nicolás en el norte hasta Bahía Blanca en el sur, desde Trenque Lauquen hasta el conurbano. Nosotros representamos a jueces, fiscales, defensores, asesores y a todos los funcionarios del Poder Judicial ante los distintos estamentos”, indicó Rappazzo en una entrevista con Adrián Noriega y Norman Díaz en la emisión semanal del programa Primer Plano por canal Somos, de Flow.
Votado el pasado lunes por unanimidad para asumir la máxima representación de esa influyente entidad, el fiscal de Morón reflexionó también sobre la necesidad de contar no solamente con autonomía en el manejo de los recursos sino también en que sea mayor la proporción del presupuesto destinado a un servicio esencial.
Un presupuesto en baja
“El presupuesto para funcionar del Poder Judicial viene bajando ostensiblemente todos los años desde hace muchísimo tiempo. Hicimos un comunicado exhortando al Legislativo, que lo tiene que aprobar, a que revea las partidas para el normal funcionamiento del Poder Judicial”, reclamó Rappazzo en su exposición.
Ahí fue que reveló que hay oficinas en donde trabajan funcionarios judiciales y a las que acude la gente de distintos pueblos para realizar sus trámites ante la justicia que ofrecen baños químicos, tanto para empleados como para circunstanciales visitantes.
“Son cuestiones que imposibilitan el buen servicio de justicia, por más vocación que uno le ponga. Es una realidad hay que empezar a visibilizarla, y eso tiene mucho que ver con el presupuesto que se le da a la Suprema Corta para que luego sea distribuido. Si no hay presupuesto para infraestructura, ni tampoco para mejorar salarios, la verdad es muy difícil”, concluyó.








