Se terminó el tiempo de las palabras. Pasaron casi tres meses desde aquel 15 de noviembre, donde luego de una temporada frustrante la comisión directiva aceleró y consiguió repatriar al hombre que reunía todos los consensos. Walter Otta firmó su contrato y se puso al frente de otra aventura.
Diez días más tarde arrancó la depuración y el armado del plantel, que implicó la llegada de 18 caras nuevas y la salida de una veintena de futbolistas a los que el entrenador no iba a tener en consideración. A horas del clásico de mañana contra Almirante Brown en Isidro Casanova, el técnico reflexiona en comparación a su anterior ciclo: “la realidad es distinta, pero las exigencias son las mismas, porque Morón es ganar siempre”.
“En la previa estamos bárbaro. Esto muy contento con el equipo, con lo que armamos, pero hay que empezar a competir para ver el nivel donde estamos. Hasta que la pelota no ruede eso no lo vamos a saber”, describe en una charla telefónica con primer Plano Online. Consultado sobre cómo le fue con el ‘Mirasol’, reconoce que no lleva las estadísticas personales, pero sí recuerda que “mientras estuve acá empatamos los dos partidos”.

Ni Otta ni ningún otro entrenador va a dar la formación de antemano. Quizá con el correr de los partidos sea una cuestión intuitiva acertar el 11 inicial, pero no en un comienzo de campeonato. Y menos con algunos soldados que no están del todo bien físicamente y que serán evaluados para saber su condición. “El que esté bien va a ir a la cancha”, afirma el DT.
Walter Otta, la adrenalina de la gente y su situación de salud
“Sería muy bueno ganar, pero arrancar sumando es bueno también”, fue otra de sus respuestas amables, como suele ser en el trato con la prensa. “Extrañaba mucho la adrenalina. La gente se hace sentir mucho”, se explaya en torno a lo que implica este regreso al club, que no deja de ser una apuesta no sólo deportiva sino también personal.
“Me siento mucho más maduro, con la evolución lógica del paso de los años. Creo que somos mejores en algunos aspectos como cuerpo técnico. Estamos más tranquilos y pacientes a la hora de tomar decisiones. Eso no te hace ganar o perder, pero seguro es otra la impronta”, se sincera.
El último técnico campeón con Deportivo Morón supo ser noticia hace un par de años cuando, conduciendo a Atlético de Rafaela, sufrió un problema cardíaco que ameritó internación y un fuerte control médico. “Tengo que estar siempre atento a mis temas de salud. Pero lo llevo bien”, revela al respecto. Y deja una frase final para denotar la manija con la que espera el debut oficial: “la expectativa es ganar y regresar a festejar con nuestra gente”.