Desesperado pedido de justicia de una familia de José C. Paz. Los hermanos de Pablo Bardín se pusieron al frente de un reclamo para que la Policía y la justicia encuentren al asesino al volante que se llevó la vida del joven de 33 años, que volvía -paradójicamente- de acompañar a un amigo que había perdido a su madre.
“No sabemos quién fue, porque no se puede ver la patente. Y nos desespera”, le contó a Primer Plano Online Marcos, hermano de la víctima. Como al regresar a su vivienda no había colectivos, el muchacho emprendió regreso caminando y en el trayecto, en un lapso que se ubica entre las 2 y las 3 de la madrugada, ocurrió el crimen vial.
El dolor de la familia es, además de la pérdida, por la falta de respuestas de los organismos del Estado encargados de velar por el bien común. Es que en la Fiscalía les piden que saquen un turno para interiorizarlos sobre los avances del caso, que en rigor no hay, y la Policía les brinda contención y respuestas, pero no datos concretos para dar con el conductor. Además, el hecho sucedió el pasado 10 de abril, es decir, hace ya más de dos meses.
“Queremos encontrar al culpable. No tenemos novedades. Esta persona, si se la puede llamar así, está libre como si nada. Lo peor de todo es que seguro sigue manejando. Es un dolor que no se lo deseamos a nadie. Hay tres chicos que quedaron sin su papá, y toda una familia y amigos todos destruidos. Nos arruinaron la vida”, agregó Marcos.
Dos testigos asistieron a Pablo aquella madrugada en la intersección de Adolfo Alsina y Arregui, en José C. Paz, pero si bien fueron quienes se comunicaron al 911 y uno de ellos, ante la falta de atención, tuvo que ir caminando hasta el Comando de Patrullas, ninguno alcanzó a ver la patente. Una era una pasajera en un remis y el otro un colectivero que transitaba por la zona.

Hubo cámaras de seguridad que también captaron el paso de la camioneta a alta velocidad por calles adyacentes, pero tampoco se observa el dominio. Lo más dramático de la secuencia es que Pablo mientras caminaba le iba avisando a su mujer por dónde estaba, hasta que en un momento dejó de responder. Y el próximo contacto que la mujer recibió desde esa línea era de un policía, que la convocó a la comisaría porque su marido “tuvo un accidente”.
Pablo era trabajador de la empresa Dafiti, en Garín, estaba casado y era papá de tres pequeños hijos. Desde entonces, familiares y amigos están en una lucha unificada y detrás de una palabra: justicia.