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Violencia obstétrica: el estremecedor relato de una pareja que perdió a su beba en el Hospital de Morón y terminó con el despido de la directora

El 1 de junio de 2018, el programa periodístico Primer Plano Recargado presentó en pantalla un relato que todavía eriza la piel de sólo escucharlo. Luego de varias semanas de diálogo con papá y mamá de Giulianna, una beba que murió al nacer en el Hospital de Morón, la revelación pública del caso terminó con el desplazamiento de la ex directora del nosocomio municipal.

Al término de aquella emisión, voceros oficiales del Municipio comandado por entonces por Ramiro Tagliaferro, le confirmaron al conductor del ciclo, Adrián Noriega, que el jefe comunal había tomado la decisión de desplazar a Viviana Bertolini, a cargo del centro de salud. Los motivos esgrimidos fueron “el desmanejo del hospital y por desconocer lo sucedido con Giulianna, sumado a que no cumplió con los objetivos trazados”, según se comunicó oficialmente.

El caso de Karen estremece. Ella llevó un embarazo de manera normal hasta los seis meses de gestación, donde un día sintió que su hija Giulianna amagaba con nacer. Siempre se atendió en el Hospital de Morón, y lo que le indicaron los médicos era que se podía tratar de un parto prematuro. Por eso estuvo internada dos veces: la primera a las 28 semanas y la segunda a las 33. En la primera ocasión le indicaron que la criatura ya estaba en condiciones de nacer porque tenía los pulmones desarrollados. En la segunda volvió al nosocomio pero ya estaba con dilataciones, pero igual los profesionales le recomendaron que continúe con la gestación porque para su beba era mejor seguir en la panza.

La medicaron con Duvadilan, que es la pastilla para endurecer el útero y evitar las contracciones, pero también la derivaron al sector de pacientes de alto riesgo una vez que le dieron el alta. “La doctora que me recibió me preguntó qué hacía tomando esas pastillas, que ya estaba de 35 semanas y eso era malo para mí y para el bebé”, indicó Karen. En paralelo era inyectada para ayudar a la maduración de los pulmones de Giulianna.

Hasta ahí nada diferente a cualquier otro embarazo, con altos y bajos. Pero el sábado 14 de octubre, el sueño de papá y mamá pasó a ser un infierno. Unas horas antes del Día de la Madre, Alejandro y Karen fueron a comprar el regalo para ese domingo, que lejos estuvo de ser de festejo. Al volver a su casa, la joven fue al baño y notó en su ropa interior una mancha de sangre. Desesperada, llamó a su mamá, quien se puso en alerta y juntas salieron de urgencia al hospital. En el trayecto pasaron a buscar a su marido, que regresaba de trabajar. Llegaron al centro de salud y se desató una odisea imposible de borrar de sus registros mentales. El relato de aquella secuencia eriza la piel, principalmente por la poca humanidad que recibió de los profesionales que la asistieron.

Luego de aguardar más de 40 minutos en una camilla de la guardia de obstetricia, dos enfermeras que la recibieron se retiraron del lugar a “fumar un cigarrillo”, dado que según recuerda la mamá de la beba “entre ellas se decían que no había nada para hacer”. Unos minutos más tarde apareció una partera, que le preguntó qué le pasaba y le pidió que se baje los pantalones. Al ver la cantidad de sangre que perdía, la profesional empezó a gritar “cesárea de urgencia”, y la trasladaron al instante al quirófano. Entre que la anestesia no le tomó bien a Karen, la respuesta del anestesista, la intervención y que se despertó la mujer pasaron otros 40 minutos aproximadamente.

https://www.primerplanoonline.com.ar/index.php/2020/01/22/el-infierno-de-mujeres-victimas-de-violencia-obstetrica-en-el-hospital-de-moron-y-un-reclamo-abierto-por-justicia/

En ese lapso estuvo sola, al menos sin la compañía de ningún ser querido. Cuando volvió en sí le preguntó a otra enfermera como estaba la chiquita, y recibió como respuesta que estaba en neo. Pero giró su cabeza y vio acercarse a un equipo médico con la beba vestida, hasta con pañales, pero ya fallecida. Después sobrevino una explicación clínica que no convenció a nadie, en donde todas y cada una de las cosas que le fueron expresadas tanto a Karen como a sus familiares sonaron más a un justificativo que a una respuesta científica de lo ocurrido. Para los médicos, según le dijeron a esa mamá, la causa de la muerte fue que la beba tenía dos vueltas de cordón, y que la mujer había sufrido un sangrado por el desprendimiento del 85 por ciento de la placenta. Incluso, en palabras de la víctima, la partera llegó a decirle: “si llegabas 10 minutos antes la beba se salvaba”.

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