Entre el 1º de enero y el 31 de diciembre de 2016, 290 mujeres fueron asesinadas por ser mujeres –cuatro más que en todo 2015–. Más de la mitad de ellas fueron asesinadas en su casa, en una casa compartida con su agresor o en la casa del femicida; el 70,7 por ciento de ellas tenía entre 19 y 50 años, pero también hubo víctimas niñas, adolescentes y adultas mayores.
En el 64,5 por ciento de los casos, los femicidios fueron cometidos por parejas o ex parejas -con distinto grado de formalidad entre el noviazgo y el matrimonio–; el 65,5 por ciento de los femicidas tenían entre 19 y 50 años, pero 11 de ellos eran adolescentes de entre 13 y 18 años. En 49 casos, los femicidas se suicidaron. En nueve casos, se trató de travesticidios.
Por estos femicidios, el año pasado 401 chicas y chicos quedaron sin madre; 242 (es decir, el 83,4 por ciento) son menores de edad. Los números del Observatorio de Femicidios “Marisel Zambrano”, relevados por la ONG La Casa del Encuentro por noveno año consecutivo, dan cuenta de que el panorama de 2016 fue muy similar al de 2015: en promedio, se registró un femicidio cada 30 horas.
Del total de esos crímenes, 37 fueron femicidios vinculados de hombres y niños, es decir, casos de personas que fueron victimizadas por el violento como modo de castigar aún más a las mujeres agredidas. En la mayoría de los casos que terminaron en femicidio, no hubo denuncia previa: “las víctimas no confían en que se las va a proteger, no confían en la justicia y no hacen la denuncia; por eso, según nuestro informe 2016, de las 290 mujeres asesinadas, sólo 28 la habían hecho”, observó Ada Rico, presidenta de la ONG.
Desde 2009, de acuerdo con los registros de la ONG, en Argentina hubo 2384 femicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas, y 243 femicidios vinculados de hombres y niños, mientras que 2919 hijas e hijos (el 63 por ciento de los cuales eran menores de edad al momento del crimen) quedaron sin madre.
La oportunidad sirvió, también, para que la ONG reclamara, entre otras cosas, el cumplimiento efectivo del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la violencia contra las mujeres, que se realice “una única estadística oficial sobre violencia sexista y femicidios” y que el Registro de Femicidios que realiza la Corte Suprema cada año incluya los travesticidios y “los femicidios en que el agresor se suicida”.
De los 290 femicidios registrados el año pasado, el 71 por ciento (207) fueron cometidos por parejas (102) o ex parejas (85) de las víctimas; sólo en 39 casos no había vínculo aparente entre la mujer y el femicida. En 26 de los casos, el crimen fue cometido por vecinos o conocidos, en 18 por otros familiares, en 14 por padres o padrastros y en 6, por hijos.
En 18 de los casos, sobre los victimarios pesaba una medida de exclusión del hogar o restricción de acercamiento a la mujer. En 19, los victimarios eran miembros o ex miembros de fuerzas de seguridad. Del total de víctimas, 11 podrían haber estado en situación de trata o de prostitución, 10 estaban embarazadas, 2 pertenecían a pueblos originarios. En 31 casos, hubo indicios de abuso sexual.
En el 54 por ciento de los casos, las mujeres fueron asesinadas en espacios de confianza: 77 de ellas en su propia casa, 66 en donde convivían con el femicida, 14 en casa de quien las mató. En 29 casos, el lugar del crimen fue un campo, un descampado, un monte; en 24, en la vía pública; en 4, en el lugar de trabajo; en 1, en un penal.