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lunes, febrero 10, 2025
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Villa Luzuriaga: cerrar los vidrios, los ojos y aferrarse a la fe para resistir el robo del auto

“Siento que Dios me cuidó”, reveló Giselle, la joven de 26 años que fue emboscada por delincuentes a bordo de un auto y una camioneta. Desde el momento del ataque guardó el rodado y ahora se maneja en colectivo. La insólita respuesta que le brindaron en la comisaría cuando se acercó a realizar la denuncia.

Una joven vecina de Villa Luzuriaga logró evitar el robo de su auto casi sin proponérselo y de manera entre espontánea y milagrosa. Es que en medio de una emboscada mantuvo los vidrios del rodado cerrados mientras uno de los delincuentes le pegaba culatazos y pudo impedir el delito porque los malvivientes desistieron, todo mientras ella atravesaba un ataque de nervios en el interior.

El hecho ocurrió sobre la calle Jujuy al 1900, de la mencionada localidad de La Matanza, y Giselle, la víctima, narró a El Noticiero de la Gente, por Telefe, cómo fue la situación extremadamente tensa que padeció. “La verdad es que era un barrio tranquilo, pero ahora es tierra de nadie”, definió. Contó, además, que todo duró poco más de un minuto y luego de lo que se hace cuando cualquier conductor va a detenerse: poner balizas para avisar del freno.

“Me quedé paralizada porque vi el auto que se me cruzó, bajaron los dos masculinos armados y me apuntaron. Yo agaché la cabeza, no los miré más, miré el volante. Dije, pongo marcha atrás para escaparme. Mi idea era irme marcha atrás ahí en la esquina y ver para dónde irme. Y ahí escuché que uno de ellos gritaba ‘matala, matala’, mientras el otro, con la culata del arma, golpeaba la ventanilla”, detalló.

Si bien el intento de robo fue el viernes pasado, las imágenes recién se viralizaron hoy y así el caso tomó estado público. “Me gritaban ‘bajate, hija de puta, bajate’. Hago marcha atrás porque me quiero ir, quiero poner primera para subirme a la vereda, porque mi idea era escaparme. Yo no sabía que estaba la otra camioneta atrás. Cuando la choco, es que ahí recién miro por el espejito y veo. Y sabía que si me bajaba el auto me mataban”, agregó en su detalle sobre lo vivido.

Según le contaron vecinos de la cuadra, en un momento se escuchó una detonación, es decir, no se descarta que le hayan disparado, aunque no se halló en el lugar ninguna vaina servida. La víctima eso no lo escuchó, quizá por los nervios del momento. Cuando los delincuentes desistieron del robo, ella siguió tocando bocina un rato más para advertir a la gente de la cuadra de lo que le estaba pasando. Recién ahí se acercaron vecinos a asistirla.

“El auto no lo saco de adentro. Para mí quedó marcado, no sé si van a volver o no. Pero antes tenía miedo de las motos y ahora a todo”, reconoció la joven vecina, que ahora se va al trabajo en colectivo. Pero semejante escena padecida por la chica no fue todo: cuando se acercó a la Comisaría 3ª Oeste a realizar la denuncia, una mujer policía la atendió “amablemente”, aunque no le pudo tomar su exposición. ¿Motivo? “No está el comisario”, fue la respuesta que le dio.

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