El expresidente de la Asociación Comercial e Industrial de Morón (ACIM) Kevin Zanola fue víctima de una privación ilegal de la libertad en Castelar. El comerciante llegaba a un edificio sobre la calle San Pedro al 731 cuando fue interceptado por un grupo de al menos cuatro malvivientes que, según contó él mismo a Primer Plano Online, fueron los mismos que el año intentaron secuestrar a su esposa.
“El plomero iba a conectar el gas en un departamento, que era el último que faltaba. Ese departamento tiene alarma, cuando llegué la escuché sonar y ahí me sorprenden tres tipos con armas en manos y a la carrera. Lo primero que pensé es que era la policía, porque le sonó la alarma al plomero y algún vecino llamó”, relató Zanola.
Pero no era la fuerza de seguridad sino del delito. “Me hicieron caminar 15 metros, me subieron a mi auto, yo iba atrás con dos y el tercero iba manejando”, agregó. Los delincuentes lo llevaron directo a su casa al comerciante, sin preguntarle dónde era. Tenían claro el objetivo, no fue un robo al voleo en su interpretación.
“Ahí empezaron. Tu mujer se nos escapó la otra vuelta, vos también zafaste con la moto, algo me dijeron de mi hijo. Por eso creo que me estaban buscando”, expresó la víctima. Llegaron a su domicilio sobre Pehuajó al 1000, a media cuadra de la casa del intendente Ramiro Tagliaferro, e ingresaron por lo que se conoce como una entrada imperial (ingreso por la derecha y salida por la izquierda).
“Buscaban oro y dólares, con lugares precisos que no sé si lo decían con datos ciertos o simplemente por decir. Les pedí que me dejen entrar a la cocina, porque en la casa estaban mi hijo, durmiendo, y la chica que nos ayuda. Ahí uno de los ladrones se queda con ella, yo fui a la pieza a despertar a mi hijo para decirle que nos estaban robando y otro delincuente se quedó con él, y el tercero se fue conmigo a donde supuestamente estaban las cosas”, siguió la tétrica descripción de Zanola.
Después de revisar la vivienda, los malvivientes se juntaron en la habitación y dejaron ahí al dueño de casa con su hijo y la empleada. Estuvieron en total ocho minutos en la finca. Actuaron con guantes, gorras y el rostro no se les veía arriba de la nariz, solamente la franja de los ojos. Los ladrones le llevaron dinero en efectivo y algunos recuerdos personales traídos del extranjero. Pero Zanola asegura que lo trataron bien y que los delincuentes eran profesionales, porque en ningún momento perdieron el control de la situación.