Dios existe, el conurbano lo confirma. Es que ayer ocurrió otro milagro: la caída de un muro de dos metros de extensión no arrojó víctimas de ninguna índole y apenas daños materiales.
Ocurrió en la esquina de Llavallol y Punchauca, en Haedo, en un terreno perteneciente al hipermercado Makro. En el lugar funciona el depósito de la empresa y, de la nada, el gigante paredón de ladrillos se vino abajo.
Trabajaron en el lugar agentes del área de Defensa Civil y de Tránsito junto a Bomberos de Morón. Consultadas fuentes del Municipio informaron que, por tratarse de una propiedad privada, las actuaciones quedaron a cargo de Obras Particulares.