Paola llegó como cada día a abrir su comercio de ropa de la marca Legacy en la calle Alsina al 62, en el corazón de Ramos Mejía. Acomodó sus cosas y se dispuso a comenzar la jornada de trabajo. Pero su primer cliente del día le deparó una pesadilla. Es que después de estar un rato eligiendo una prenda y de pedirle sugerencias, el hombre que aparentó ser un comprador en realidad era un delincuente que la atacó sin piedad.
Al acercarse a la caja para supuestamente abonar su compra la tomó con violencia de la cabeza, la tiró al suelo y le robó lo poco que tenía en la caja. Eran las 11.15 de la mañana y ella había abierto sus puertas a las 10. En el video, que fue difundido por los hijos de la víctima, se la escucha gritar desesperada y sobresale la frase “no tengo plata” que le dice al ladrón.
“Dos locales pegados al mío también robaron y a la chica le dieron dos culatazos cuando el robo ya estaba consumado. Duró un rato que no recuerdo cuánto fue, porque eligió bastante rápido lo que iba a comprar y a la hora de pagar me atacó. Pero después me llevó al baño y me siguió pegando, sobre todo en la cabeza”, contó Paola a Primer Plano Online.
En una charla telefónica con este medio, la comerciante de 49 años señaló que el delincuente tenía una navaja en sus manos y que, luego de golpearla en el baño, el sujeto se retiró del lugar caminando y ella salió desesperada atrás por pánico a que la deje encerrada.
La mujer se presentó esta mañana de sábado a realizar la denuncia en la comisaría de Ramos Mejía. De lunes a viernes tiene la compañía de una empleada durante las tardes y los sábados también, pero en el momento del robo estaba sola. Luego del hecho los comerciantes vecinos llamaron al 911 y la Policía se acercó al lugar: los uniformados le tomaron declaración y le preguntaron se quería que llamen a la ambulancia, a lo que la víctima se negó.
“Les dije que me iba a hacer atender por mis propios medios. Cerré el local, vinieron mis hijos y me llevaron a DIN, donde me hicieron una tomografía computada para ver si había algo más, pero gracias a Dios sólo era el hematoma de los golpes”, cerró la mujer, aún angustiada.