Ascenso en estado puro. De las jugadas más insólitas que se verá en el año, sin ninguna duda. Pasó en el estadio Juan Alberto García, del norte argentino, donde Chaco For Ever recibió al Deportivo Morón por un cotejo correspondiente a la duodécima fecha de la Primera Nacional, que terminó con victoria del local por 1 a 0.
Iban diez minutos del complemento y el conjunto chaqueño le había logrado sacar el ritmo que el ‘Gallo’ le impuso al primer tiempo, en el que fue netamente superior pese a irse derrotado al vestuario por un error de cálculo del arquero Bruno Galván, al que un bombazo de 30 metros se le metió por la espalda.
Enzo Bruno salió rápido desde la mitad de la cancha, por el sector izquierdo, y alargó el balón para el delantero Matías Romero. El pase fue largo, pareció más querer sacarse la pelota de encima que buscar un ataque profundo, pero el grandote 9 de Chaco le ganó con el cuerpo la posición a Broggi. Encaró rumbo al área, superó la marca de Abascia y cuando quedó mano a mano ante Galván apareció el inesperado invasor del campo de juego.
Era un perrito, de escasas dimensiones y nula agresividad, que lo desubicó al jugador local. De hecho, terminó rematando a la tribuna para luego tirarse al piso y refunfuñar contra su destino. “Le recrimina al perro que en esta ocasión jugó para Morón. Un defensor más que le tapó el remate”, decía el relator televisivo.
Al lado de la escena, Garnerone, volante que jugó con la 7 en la espalda, levantó los brazos en señal de protesta vaya a saber uno contra quién, mientras Álvaro Cuello llamó al animalito, lo alzó y se lo entregó a los auxiliares. Como sea, esa mascota fue una de las grandes estrellas de la noche.