Dos personas que estaban al frente de una serie de comercios que operaban bajo la fachada de vender productos de bazar y cotillón en realidad comercializaban celulares robados fueron detenidas en las últimas horas y puestas a disposición de la justicia.
El procedimiento, realizado por agentes de la Policía de la Ciudad tras una orden judicial, fue en la zona comercial de Once, más concretamente en una galería de la avenida Corrientes al 2.300. El resultado, además de los arrestos, fue la incautación de diez teléfonos sustraídos a sus dueños, que los habían denunciado. Esa información fue remitida al Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM).
Desde el organismo nacional y en conjunto con agentes de la División Sumarios y Brigadas de la Policía de la Ciudad e inspectores de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) se informó que vienen trabajando en la zona de Balvanera “con el objetivo de cortar la cadena comercial de la delincuencia, que se inicia con el robo de los teléfonos”.
Se trata del segundo operativo que se realiza en la misma cuadra, y en lo que va de las últimas semanas se llevan secuestrados más de 400 celulares y accesorios y varios locales clausurados. Los oficiales hallaron que los teléfonos e implementos de telefonía estaban escondidos en los muebles de los locales clausurados, diez de los cuales tenían impedimento por el ENACOM. Además, incautaron dos libretas con anotaciones sobre la compra y venta de los aparatos.
El tercer local era de celulares, cuya procedencia tampoco pudo justificar el propietario del negocio, por el cual también fue clausurado. Además, tres DNI fueron encontrados tirados en un pasillo, que habrían sido robados a sus titulares junto a los teléfonos.
El Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional 38, a cargo del juez Alberto Baños, dispuso el secuestro del material incautado. En tanto, el Juzgado en Criminal y Correccional Federal 2, a cargo del juez Sebastián Ramos, ordenó la detención de los dos propietarios de los negocios, uno argentino de 24 años y otro peruano de 48, y su traslado a la alcaidía correspondiente, además del secuestro de los diez teléfonos celulares con impedimentos por parte del ENACOM.
