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jueves, abril 17, 2025
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Una familia de Morón tuvo que recurrir a un reclamo masivo para conseguir la medicación que toma un joven con discapacidad: su obra social no responde

Leandro Arauz es el involuntario protagonista de esta historia que Primer Plano Online comparte con sus lectores. El joven, de 29 años, es el segundo hijo de un matrimonio oriundo de Morón Sur, sobre la calle Ozanám, y es el sándwich entre sus dos hermanas, de 31 y 18 años.

“Es un ser maravilloso, puro amor”, define Amalia, su otra mamá. En rigor, su hermana mayor, la que se desvive por él tanto como el resto de su entorno. Y cuenta que el muchacho es fanático de Boca, de Marcelo Tinelli, de las milanesas y del mate. Pero su hermano tiene una vida especial, y por eso los cuidados deben ser en sintonía.

Leandro tiene un retraso madurativo marcado, es convulsivo epiléptico y padece, además, una enfermedad considerada “rara”. Se llama cutis laxa, y según la definen los especialistas se caracteriza por una piel arrugada, abundante y flácida, que ha perdido su elasticidad, y se asocia con anomalías esqueléticas o del desarrollo.

La familia la viene peleando desde hace años para que al joven no le falte nada, principalmente su medicación, fundamental para su calidad de vida. Desde hace varios años, amparo judicial mediante, consiguieron que lo que antes era PROFE, luego devenido en Incluir Salud, le entregue los remedios que las patologías de Leandro requieren. Pero ahora, que esa obra social para quienes perciben pensiones no contributivas por discapacidad pasó a la órbita de la provincia de Buenos Aires, se le volvió a cortar el acceso a los medicamentos. Para peor, nadie les da respuestas.

“Él toma, entre otros, Valcote 500, que es un remedio neurológico, Lamotrigina y un protector gástrico. Cobra el proporcional a una jubilación mínima y mi papá y mamá no tienen los recursos como para comprar todos los meses esa medicación. Como sea hacer un esfuerzo sobrehumano para que nada le falte, y el otro día compraron Lamotrigina por un elevado valor. No podemos seguir así, necesitamos que nos atiendan y nos resuelvan esto”, contó Amalia.

La mamá de Leandro es paciente oncológica y, en medio de la pandemia por coronavirus, es una de las personas incluidas en los grupos de riesgo, con lo cual no puede salir de su casa. Aparte, a La Plata no podría llegar y por teléfono no consigue que nadie la atienda. Ahora el camino es apelar nuevamente a la vía judicial para conseguir otra vez amparo.

“Los remedios para mi hermano son vitales. Sin ellos, su salud corre serio riesgo”, agrega Amalia. La última entrega que recibió fue en febrero y, desde que su historia trascendió por redes sociales, la solidaridad de la gente estalló, aunque ahora poco se puede hacer por el aislamiento. Es hora de que las autoridades les brinden la respuesta que necesitan.

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