El domingo 25 de agosto de 2019 por la noche, Alejandro Daniel Torres (39) manejaba un Chevrolet Corsa de regreso a Merlo. Viajaba con sus dos hijas, su hijo y su sobrina, de 14. Pero a la altura del kilómetro 230 de la Ruta 3, en Azul, un asesino al volante se interpuso en su camino y destrozó a toda una familia.
Alejandro había cumplido años y se dirigía al reencuentro con el resto de sus seres queridos. Daira Micaela (19), Alexis (18) y Mía (6) llevaban consigo esas personitas que siempre se acoplan a la aventura de un viaje largo: era Lara Abril (14), sobrina del conductor.
La ruta fue letal para la familia. Una camioneta Jeep Cherokee embistió por detrás al Corsa y lo hizo estrellar contra el acoplado de un camión que circulaba por esa arteria. El desastre fue total: murieron todos los ocupantes del auto conducido por Torres. El auto explotó, porque encima tenía equipo de gas, y además del impacto las llamas carbonizaron los cuerpos.
Lo que se inició con semejante tragedia, además de un luto eterno, es un reclamo de justicia de los Torres que no cesa. Y una enorme impotencia porque el responsable de cinco muertes sólo estuvo detenido algunas horas, hasta que se fue a su casa luego de pagar una caución de cinco millones de pesos.
Se trata de Horacio Luis Castilla, de 69 años de edad, un empresario agropecuario oriundo de la Capital Federal que se domicilia en Tandil, quien actualmente se encuentra a la espera del juicio al que en los tribunales de Azul. La calificación legal de los hechos se modificó con la instrucción del caso y dejó de ser un hecho de tipo culposo agravado por la pluralidad de víctimas para enfrentar cargos por homicidio simple con dolo eventual.
Es que, luego de las pericias accidentológicas, se corroboró que el imputado embistió a la familia Torres como mínimo a 147 kilómetros por hora, excediendo ampliamente la velocidad permitida. Aunque para los abogados defensores de las víctimas, Marcelo Chumbita y Hernán Bolinaga, el rodado del asesino al volante circulaba a 180 kilómetros por hora para provocar semejante crimen vial.
Ayer domingo, familiares y amigos de Alejandro, Daira, Alexis, Mía y Abril se sumaron a la Campaña Nacional de Concientización Vial que lleva adelante el grupo Estrellas Amarillas, y pintaron esos símbolos en su recuerdo sobre la cinta asfáltica de la Ruta 3, en el tramo en que se produjo el sinietro, que une a las localidades de Cacharí y Pardo. El reclamo de justicia no cesa.
