El próximo 20 de agosto, Mariela Luca será una de las voluntarias que pondrá su cuerpo para probar la vacuna contra el coronavirus. Será en el Hospital Militar de Belgrano, y se trata del primer ensayo clínico en el país elaborado por los laboratorios BioTech, en colaboración con Pfizer, y forma parte de la fase 3, liderada por el infectólogo Fernando Polack.
Primer Plano Online entrevistó vía Zoom a una de las protagonistas de la evaluación que se realizará para medir el impacto en la población. “Todo lo que es solidario me convoca, y más en este momento, donde alguien tiene que hacer esto porque sino la vacuna no sale. En otro tiempo, para las vacunas que hoy nos salvan la vida alguien puso el cuerpo para que sean probadas”, señaló Luca.
Mariela revela que se enteró por los medios de comunicación de que el ensayo se iba a hacer en Argentina, pero además un compañero de trabajo puso el enlace directo en Twitter, lo que le facilitó la inscripción. Se anotó y en una semana la llamaron. Tuvo una entrevista telefónica primero y luego, vía correo electrónico, le confirmaron el turno. De ahí en más, todo fueron instrucciones para que no falle nada.
“Lo que dura dos años es el análisis de cómo actuó la vacuna en mi organismo. Qué generó y los anticuerpos. Antes de la primera aplicación me van a hacer un chequeo general de mi organismo, empezando por el hisopado de Covid”, contó Luca. Es condición indispensable para participar de la prueba no haber tenido coronavirus. Además, debe avisar ante la aparición de algún síntoma compatible con la enfermedad provocada por el Covid.
Según Alejandro Cané, director de asuntos científicos de vacunas de Pfizer para Norteamérica, esta vacuna experimental ya demostró algunos resultados positivos, en las primeras etapas de investigación clínica, en las fases 1 y 2, que miden la seguridad y la eficacia de la vacuna respectivamente. En Argentina se probará el 20 por ciento del material disponible para esta etapa del experimento, para la cual ya dio su aprobación la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Todas las explicaciones le fueron brindadas a los voluntarios y voluntarias que participarán de la experiencia. “Es importante que, en cualquier momento del proceso, uno puede decir que no quiere continuar”, aclaró Luca, que trabaja desde su domicilio haciendo home office y trata de extremar los cuidados frente a la pandemia. Incluso ella es donante de plaquetas en el hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, y le indicaron que no iba a tener inconvenientes para continuar haciéndolo.
“El virus me lo puedo agarrar igual y me puedo morir igual sin estar como voluntaria para probar una vacuna. Necesariamente tenemos que probar. Además, la rigurosidad de nuestros científicos nos da una imagen importante en el exterior, y lo más importante es que parte de las vacunas van a quedar acá”, concluyó Mariela.