El periodista Alejandro Horowicz, quien además es ensayista y doctor en Ciencias Sociales, encontró en el deterioro de la educación y particularmente de la escuela pública la base de sustentación que llevó a Javier Milei al poder. Además, en su rol de intelectual vinculado al peronismo y a los movimientos populares, cuestionó los resultados de 40 años de democracia en la Argentina.
“Hemos transformado la escuela pública en un merendero, en un lugar donde los chicos van a tener una mala comida una vez al día. Cuando vos ves las condiciones en las que sale un chico de la primaria y las condiciones en las que vuelve a salir de la secundaria, te quedás aterrado y ahí entendés por qué Milei tiene en esa masa de jóvenes su base de sustentación”, expresó.
Durante una charla que mantuvo con Federico Simonetti en ‘País de Boludos’, un programa que se emite por streaming desde el espacio cultural ‘La Homero Manzi’, Horowicz contó la anécdota que protagonizó una amiga suya durante la visita a una unidad carcelaria en la que daba clases.
“Un ladri cualquiera le dijo una vez a una docente amiga mía que daba clase en una cárcel: ‘profe, si yo aprendo Literatura y soy profe de Literatura, ¿me voy a comprar estas zapatillas?’ ‘No’, le dijo la profe. ‘Entonces, me voy a dedicar al choreo, profe’. Esa es la experiencia empírica, ese es el balance. Y mientras ese sea el balance, Milei tiene tiempo”, describió el escritor.
Y enfatizó también un punto de vista sobre lo que se enseña en materia educativa. “Lo que me estás enseñando es una burla. Me estás explicando valores que la sociedad no practica, argumentos que no pesan a la hora de cobrar. Tener guita vale la pena, no saber”, manifestó.
“EL NOMBRE DE UNA CATÁTROFE”
“Cuando nos dimos cuenta que Milei podía ganar, también nos dimos cuenta que era más bien el nombre de una catástrofe. Pero el nombre de una catástrofe no supone cómo va a ser la catástrofe ni cuánto relativo éxito tiene o no en ejecutarla”.
Para Horowicz, el triunfo de las ideas libertarias supone un rediseño conceptual de la Argentina toda, con especificidades que hacen a la personalidad del Presidente y de la tropa que lo sigue. “Estamos hablando de un tipo que no ejecuta la crueldad con cierto dolor, sino que disfruta de hacerlo”, puntualizó.
Un ejemplo para graficar esa figura es, por caso, cuando el jefe de Estado se jacta de estar haciendo en el país “el ajuste más grande en la historia de la humanidad”, y pese a eso conservar niveles altos de popularidad y aceptación, que incluso superan al momento en que fue elegido vencedor en el balotaje contra Sergio Massa.
“Lo más interesante es la empatía que esto logra en un segmento no pequeño de la sociedad y la dificultad de asumir esa empatía. Pero eso no es simplemente porque todos son unos hijos de puta. Si vos tenés los derechos de un tipo que trabaja en un RAPI, es decir, ninguno, y yo vengo y te explico que vienen por tus derechos, vos te quedás mirando porque vos no hacés un rato largo que no tenés ninguno”, describió el intelectual.
Y cerró: “hemos construido en 40 años de democracia parlamentaria y vacía una cantidad de resentidos descomunal y no son resentidos sin motivo. Dijimos que íbamos a conectar igualdad y esta es la igualdad que conectamos. Por eso, razones para Milei no faltan”.