El calendario no miente: exactamente un año después del anterior robo volvieron a asaltar la sucursal del frigorífico C&C ubicado en Repetto al 700 (ex Las Cabañas) en la localidad de Villa Udaondo, en Ituzaingó.
Sólo que ahora el robo tuvo características diferentes. Según relató el propietario de la carnicería a Primer Plano Online, de los tres sujetos que ingresaron sólo uno exhibió un arma y fueron preparados para dar el golpe que planificaron.
Es que con una barreta atacaron directamente el buzón en el que los trabajadores depositan el dinero de la recaudación diaria. Ocurrió el domingo pasado, 23 de febrero, a las 10.30 de la mañana, cuando el local estaba prácticamente vacío.
El dinero del buzón, objetivo de la banda que atacó la carnicería de Ituzaingó
“Fueron con desesperación a sacar el dinero del buzón. Era todo lo que querían. Después se llevaron también la plata que había en la caja. A diferencia del año pasado, esta vez no tocaron la carne”, narró Héctor, el propietario del negocio.
Los delincuentes fueron tres en total. Tal como se observa en el video que ilustra este artículo, llegaron caminando a la carnicería. Mientras una abuela compraba, el primero de los agresores pasó del otro lado del mostrador: es el que tenía la barreta.

El segundo de ellos apuntó contra los trabajadores, de los cuales uno tenía una cuchilla en mano y amagó con hacerle frente. “No se dio cuenta de lo que pasaba, por eso lo intentó frenar”, contó el dueño del comercio. El tercer integrante de la banda se quedó en la puerta del local del lado de adentro haciendo de campana.
Una caja sin revisar y la búsqueda de los sospechosos
La otra caja registradora del negocio, que también tenía dinero, no fue tocada siquiera por los ladrones, que se retiraron rápido luego de conseguir hacerse con lo que había en el buzón.
Cuando se fueron, la abuela entró en una crisis de nervios y los empleados del lugar llamaron al 911, y además de patrulleros una ambulancia se presentó para brindar asistencia.
El caso está siendo investigado por el fiscal Marcelo Tavolaro, de la UFI Descentralizada Nº 1 de Ituzaingó. Los rostros de los agresores son visibles, porque actuaron a cara descubierta. Hay medidas en curso para intentar identificarlos. Una cosa está clara: de improvisados nada. Sabían bien lo que hacían y cómo ejecutar su plan.