Tras agonizar poco más de un mes y nunca poder recuperarse de las heridas falleció Verónica Caballero, la mujer atacada a puñaladas por su propio hermano en la vivienda familiar de la calle Dillon 400, esquina 12 de Febrero, del barrio Pericón de Parque San Martín, en Merlo.
“No pudo soportar su organismo las lesiones que sufrió, que afectaron órganos vitales”, precisó una fuente de la investigación consultada por Primer Plano Online. La víctima había sufrido “múltiples lesiones cortopunzantes a nivel de tórax y abdomen”, que terminaron por provocar su deceso pese al esfuerzo médico por salvarla.
Cabe recordar que el pasado 10 de enero, mientras Verónica junto a su hija Florencia Jazmín Santí (14) y una amiga de la menor (13) estaban tomando mates en su casa, el imputado Mauro Matías Caballero (33) entró de golpe a la vivienda, cerró con llaves la puerta y las atacó: primero les sacó los celulares y luego las acuchilló según quedó establecido con las pericias de rigor.

“La casa un monoambiente muy pequeño, una trampa sin salida. De hecho, la menor de las sobrevivientes escapó por la ventana”, completó la fuente consultada por Primer Plano Online. Sin poder llegar a ser asistida, Florencia llegó sin vida al hospital Héroes de Malvinas, donde su mamá Verónica permaneció internada todo este tiempo.
En cambio, la otra menor víctima del hecho, N.N.A. fue asistida de urgencia por profesionales de la salud del mencionado nosocomio también con “múltiples heridas cortopunzantes en región de tórax y abdomen”. A la menor le realizaron una intervención quirúrgica para producir lo que se conoce como una “rafia gástrica” y “resección y anastomosis del intestino delgado”.
En el postoperatorio inmediato fue derivada al hospital Eva Perón para ser alojada en la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica. Ella actualmente se encuentra en buen estado de salud, ya fuera de peligro aunque “muy afectada psicológicamente” por el trauma padecido.
En el seno familiar, en tanto, subyace la idea de que el móvil del ataque puede haber sido que le estaban preparando el festejo por el cumpleaños de 15 de Florencia, que los celebraba el 10 de febrero. Quizá el asesino, con severos problemas de adicciones, interpretó que en la casa podía haber dinero guardado. “Aunque él iba a lo fácil: manoteaba celulares y electrodomésticos para poder revenderlos y consumir cocaína”, resumió Daniel, uno de los hijos de Verónica.
“Ya habíamos ido a ver la quinta. Estábamos planificando los 15 de ‘Pupi’ y estábamos con los preparativos. Somos una familia humilde y, sin saberlo, teníamos el problema adentro. Mi mamá era la única que le abría la puerta y así respondió”, completó el joven entre lágrimas, entrevistado por distintos canales de televisión. “Nunca pensamos que iba a cometer semejante locura”, cerró.
El acusado fue detenido horas después de la masacre en cercanías de la estación Ramos Mejía cuando pretendía tirarse al paso del tren. Desde entonces permanece detenido bajo cargos de homicidio agravado por el vínculo, es decir, femicidio y por alevosía, dos consumados y uno en grado de tentativa. La pena en expectativa no es otra que perpetua.