El comienzo del segundo semestre, lejos de traer soluciones mágicas para la economía y los problemas de la Argentina, parecen ensanchar la grieta emergente en la coalición gobernante por la candidatura para senador nacional por la provincia de Buenos Aires el año próximo.
Se sabe que será una elección clave para el futuro de los gobiernos de Mauricio Macri, de María Eugenia Vidal y de muchos intendentes que llegaron al poder en diciembre pero que no tienen gobernabilidad garantizada en los Concejos Deliberantes dado que no cuentan con mayorías y en 2017 se votan legisladores.
Por eso no sólo el peronismo está inmerso en un debate que pretende ser refundacional del espacio. Similar situación atraviesa el amplio espectro de fuerzas que conforma Cambiemos, una estructura integrada por el PRO, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y otras fuerzas minoritarias, que aguardan también el arribo de sectores del justicialismo sin techo en la organización partidaria.
«Todavía falta mucho y nuestra principal preocupación hoy es la gestión. Pero nos parece natural que Jorge sea nuestro candidato, por trayectoria en Pro, capacidad de gestión y conocimiento de la provincia», afirmó al diario LA NACION Ramiro Tagliaferro, intendente de Morón y convertido en improvisado vocero de los jefes comunales que provienen del macrismo. El exesposo de María Eugenia Vidal cuenta con el respaldo de la gobernadora y del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, para blanquear esa patriada, que intenta frenar la irrupción de Elisa Carrió en el armado.
De hecho, la líder de la Coalición Cívica ya le avisó a un círculo de leales que su intención es competir. «Estamos diseñando un plan, vamos a recorrer la provincia, la intención es competir», contaron desde el círculo íntimo. «Lilita va a ser protagonista en esa elección, como lo viene siendo en los últimos veinte años», respondió un vocero de la diputada, que también negó que se concrete su amenaza de «retirarse a fin de año».
