“Yo de Malvinas volví con mucha culpa, y si encima me encontré con que la sociedad y los diferentes gobiernos te olvidan y te hacen a un lado. Eso agrava mucho la situación”. La reflexión es aportada por Marcelo Parada, quien rememora de esa forma su paso por la guerra de Malvinas. Este vecino de Villa Tesei, un docente que descubrió su vocación por la enseñanza cuando regresó del conflicto bélico, acaba de coronar su carrera en la semana con la recepción del título de licenciado en Educación en la Universidad Nacional de Hurlingham. Y se convirtió en uno de los personajes del año en la región oeste.
Marcelo siempre se refugió en la enseñanza. Quizá fue su manera de reinsertarse en una sociedad que le resultó hostil primero, indiferente luego. Estudió para docente, se recibió con 35 años y empezó a dar clases en escuelas públicas. “A la universidad llegué porque mi intención era seguir preparándome para luchar en el terreno, seguir especializándome para poder beneficiar a los chicos de alguna manera y, desde mi lugar, tratar de guiar y orientar entre tanta competitividad y meritocracia, que hoy está tan de moda”, repasa sobre su trayectoria en una charla mano a mano con Primer Plano Online.
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En medio del diálogo siente la necesidad de dar a conocer sus orígenes. Evoca su llegada al mundo en Ciudad Evita, partido de La Matanza, “en una familia peronista”, y cuenta que luego abrazó los ideales del justicialismo “por mi abuelo Inocencio”. Y descubre además otro velo que lo expone en sus debilidades, que se fueron convirtiendo en fortalezas con el paso del tiempo. “No hay que dejar de recordar que la guerra de Malvinas no fue una epopeya, sino un manotazo de ahogado de los inútiles que estaban en el gobierno 1982 y que solo querían perpetuarse en el poder en esa época”. Su mejor amigo murió en combate: lo mató una esquirla de bomba.
El flamante egresado universitario revela que le costó “muchísimo” poder acercarse a algún Centro de Veteranos de Malvinas. Pero no por falta de interés sino por temor, más allá de que hasta la recomendación psiquiátrica le indicaba que vaya. Recién pudo ser parte a instancias de un colega portero de una escuela en la que Marcelo ejercía la docencia. “Él había estado en la Marina y me dijo que me acerque al centro, porque lo que menos se hablaba ahí era de la guerra. La verdad tenía miedo de que tocaran temas que para mí eran muy dolorosos. Pensé que me podía hacer daño, pero al final fue un pensamiento tonto”, reconoce.
La @unahurlingham organizó ayer el acto de la #SegundaColación de grado en la que egresaron 72 estudiantes de la Licenciatura en Educación. Esta cohorte se suma a los/as 64 graduados/as que recibieron sus diplomas a mediados de este año pic.twitter.com/1TMoosD1aC
— UNAHUR (@unahurlingham) December 6, 2018
“Con el tiempo entendí que era la mejor terapia. Además de las clases que les doy a los chicos, como profe de historia, era tratar de mantener viva la memoria de los 649 chicos-hombres que quedaron en Malvinas. Para mí Malvinas está muy enraizada en mis sentimientos, en los ideales de lo que significa la patria”, manifiesta. Y se perfeccionó a punto tal que hoy eleva su título con una mirada de gratitud a todos aquellos que lo acompañaron en la formación.
“Quiero una República Argentina donde todos tengan la posibilidad de poder acceder al estudio”, afirma con tono convincente. Y toma como propias las palabras de un docente que lo marcó en la UNAHUR: “tenemos que seguir luchando y hacernos fuertes porque la gente nos necesita”.