Marco ‘Tito’ Gradín es un vecino de Moreno que en el año 2017 empezó su trayecto universitario en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). Cinco años después se recibió de abogado y decidió viajar a Inglaterra como una forma de despejar la mente y arrancar su carrera con todo. En esa travesía se hizo acreedor de un regalo que será difícil de olvidar.
🕷️ Julián #Álvarez, tras la victoria ante el Tottenham, vio a un hincha de #River en la tribuna, lo abrazó y le regaló su short.
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— El Crack Deportivo (@CrackDeportivo_) January 19, 2023
Es que en su paseo por el viejo continente, mientras se encontraba paseando por las calles de Liverpool, alcanzó a reconocer a lo lejos a un joven argentino de 22 años con un gorro negro. Era, nada más ni nada menos que, Julián Álvarez, la ‘Araña’, actual delantero del Manchester City y reciente campeón del mundo con la Selección Argentina en Qatar.
“Lo primero que me generó fue una emoción tremenda, incontrolable, al punto de estar llorando y temblando porque no podía creer que lo tenía enfrente. Después cuando caí, sentí más de lo que yo ya sentía: orgullo, admiración, es un pibe super humilde, que lo demuestra siempre cada vez que da una entrevista y poder hablar con él, me hizo confirmarlo”, narró el flamante letrado que, como si fueran pocas las casualidades, es fanático de River.

Pero su experiencia no terminó allí. Durante la misma semana, en el encuentro entre Manchester City y Tottenham, el atacante convirtió un gol, Marco decidió comprar entradas para una de las tribunas más cercanas al campo de juego y asistió con un camperón del club de sus amores. Y, una vez finalizado el partido, llegó lo inesperado para él.
“La idea de pedirle el short se dio de forma natural en el estadio. Yo nunca le pedí el short. Ahí es donde corre un papel fundamental la humildad de Julián. Cuando termina, él mismo se da vuelta y empieza a caminar hacia a mí y me dice cuando me abraza: ‘perdoname, no te voy a poder dar la camiseta, ya la tengo reservada, pero te voy a dar mi short’. Yo nunca se lo había pedido, con el abrazo ya estaba conforme, pero se dio eso que generó un recuerdo imborrable, inolvidable y único”, narró el abogado.
Marco sabe que para conseguir ese encuentro en algún punto la UNLaM aportó su granito de arena. “Si tuviera que agradecerle algo específico a la UNLaM es haberme dado la posibilidad de conocer a las personas que formaron parte de mi grupo de estudio, que hoy en día, son más que amigos, son colegas, se recibieron conmigo y me ayudan en el día a día. Eso también habla muy bien de la universidad porque te forma como persona y a la comunidad que te rodea”, concluyó.
Además de su trabajo profesional, el muchacho continúa siendo parte de la vida académica. Ahora se encuentra cursando la especialización en Derecho Administrativo, y no se cansa de valorar a la universidad como “un espacio maravilloso, donde es muy difícil destacar algo por sobre otras cosas porque tanto el espacio, como la limpieza, los docentes y la comunidad estudiantil son excelentes”.