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jueves, febrero 13, 2025
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Se declaró inocente el acusado del femicidio de Susana Cáceres y pidió que le realicen prueba de ADN

“Conocí a Susana a través de mi mujer. Ella se juntaba en la plaza 61 con mi suegra porque era mantera. Ese día me la crucé una cuadra y media antes de llegar al puente Roca. Me frenó, me saludó, venía con una botella de cerveza y me pidió si le invitaba un trago”.

Así comenzó su declaración testimonial Ramiro Joel Sosa (23), el sujeto detenido desde principios del mes pasado acusado del femicidio y abuso sexual de Susana Cáceres en Moreno. Si bien reconoció haber estado con ella en la jornada del martes 8 de noviembre del año pasado, tal como se observa en los videos que difundió la justicia, se declaró inocente del crimen y del abuso sexual padecido por la víctima.

“Antes de llegar a la esquina le di plata y luego de que compró la cerveza cruzamos el puente. En ese momento aparece un hombre que la saluda y le dice ¿qué hacés, uruguaya?, y ella le responde ¿qué hacés, negro?”, siguió Sosa, que incluyó así a otra figura por ahora no identificada en la escena del crimen.

El imputado no dio precisiones del horario, que dijo no recordar, y luego indicó que se sentaron los tres en un encarenado al costado del descampado, en donde se quedaron “hasta que se hizo de noche”. Antes de retirarse, según indicó, Susana le pidió dinero para comprar otra cerveza. “Le dije que no y ella insistió que me vendía la visera por la cerveza. Se la compré por 500 pesos”, precisó.

Según su declaración, luego de eso se fue a la casa de su madre y a los días se enteró que Susana estaba desaparecida. “No lo pensé”, respondió cuando le preguntaron por qué no aportó la información coincidente con el día en el que estuvo con ella. También reconoció que al ver en los medios de comunicación el video con su búsqueda se presentó en la comisaría de Las Cabañas un día antes del allanamiento en la casa en la que fue detenido.

¿Quién era ese otro sujeto que apareció? Lo describió en su aspecto físico y por el apodo, pero dijo desconocer quién es. También desmintió haber mantenido relaciones sexuales con Susana, forzadas o consentidas. Y, sobre la visera de la mujer que fue secuestrada en su casa y con la que se lo observa en los videos, señaló que se la terminó dando a sus sobrinas para que la usen. Por último, contestó que “mantengo el control” cuando bebe en demasía y luego pedalea, por eso pudo volver a su casa pese al estado de ebriedad que remarcó tener en aquella tarde.

La abogada Silvina Fernández Rosarno, abogada de Sosa, solicitó en el mismo acto de la indagatoria que su cliente se realice una pericia de ADN sobre el imputado, que enfrenta cargos por homicidio agravado criminis causae, agravado por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género con ensañamiento y abuso sexual con acceso carnal. Esa sumatoria de delitos tienen como pena en expectativa perpetua.

Susana (42) había salido de su casa el martes 8 de noviembre a la tarde supuestamente a pagar una cuenta y dejó a su beba de 18 meses al cuidado de la abuela, con problemas de artrosis. Desde entonces no se supo nada más de ella hasta diez días después, cuando apareció asesinada a la vera del río Reconquista. Su cuerpo fue rápidamente reconocido por los tatuajes de la marca de autos Chevrolet que tenía en su brazo y mano derecha.

La autopsia determinó que fue apuñalada, asfixiada y presentaba signos de abuso sexual en la zona anal. “Tenía múltiples heridas punzo cortantes, asfixia mecánica, rostro y cabeza golpeados con objetos contundentes. No tenía quemaduras el cuerpo y lo que sí había eran lesiones en la región anal compatibles con un abuso. La data de muerte, por el estado de los restos, es de siete a diez días”, precisó a Primer Plano Online una fuente judicial de la investigación.

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