Desde hace exactamente una semana, la familia de Roxana Edith Fernández no encuentra consuelo. La incertidumbre gana lugar a cada segundo y la desesperación se apodera de cada uno de sus integrantes.
El pasado lunes 6 de enero, la joven de 30 años salió de su casa para dar un paseo en bicicleta y jamás regresó a su hogar. En el medio, un último contacto: “voy a estar en lo de mi hermano”. Era la voz de ella, pero nadie puede corroborar si ese llamado fue bajo amenaza. Lo cierto es que en ese lugar no estaba.
Su cónyuge, Ramón Rodríguez, radicó el jueves la denuncia por averiguación de paradero. Se presentó en la seccional policial, narró los hechos y desde entonces espera novedades.
Roxana tiene 30 años, mide 1,65 metros, y es de tez trigueña. Tiene el cabello negro con rulos, una marca en la cara y en una de sus manos tiene un tatuaje de un yin de de un yang. Es mamá de una nena (de una pareja anterior) y durante el fin de semana se lanzó una campaña de difusión por redes sociales para dar con ella.
Sus allegados sospechan que, con ese llamado, intentan despistar y que la mujer fue obligada a decir que estaba bien. Por eso también alertaron a los operadores del 145: directamente apuntan a un posible caso de trata de personas.
