El 12 de noviembre de 2018, un fuerte temporal -como tanto otros- aturdió al conurbano bonaerense. La zona de Los Álamos, en Virrey del Pino, no quedó a salvo del avance del agua, que tapó la mayoría de las humildes casas del lugar. Entre ellas la de Miriam Valdés, que pasó todo el día trabajando para salvar sus cosas de la inundación. Tobías, su bebé de 8 meses, cayó al agua y murió ahogado.
Julia Acosta, otra vecina, asegura que en cada tormenta se alcanzan niveles de agua de hasta un metro y medio, poniendo en evidencia, una vez más, que la lluvia suele ser un cuento de terror: “Siempre estamos levantando las cosas y tenemos ladrillos a mano para subir las camas y muebles. Las huertas y plantas están en el aire… Cuando dicen que el agua es relajante nos sorprende, a nosotros nos da miedo. Si llueve 1 o 2 días seguidos, sabemos que sufriremos daños”, expresa.
Para la gente que habita esa zona, estar en alerta ante cada lluvia es una constante: “cada gota es un estruendo que alarma al barrio”, afirman desde el colectivo La Garganta Poderosa zona oeste. Estos últimos meses las vecinas y vecinos del comedor de Los Álamos construyeron estanterías para subir la mercadería, colocaron la bomba de agua en el techo y mantuvieron la limpieza de las zanjas, cada semana, a fuerza de pulmón.
“La autogestión nos salva, como la solidaridad de quienes aportan lo que pueden”, reconoce Josefina Giménez, referenta del espacio, que retrata lo que siente cada vez que empiezan a caer las primeras gotas. “Ver el barrio en alerta con cada lluvia es angustiante, no sólo por la pérdida de las cosas materiales, sino por la incertidumbre sobre qué nos podría pasar”, revela.
A dos años de la muerte del bebé, después de aquel día “sigue sin haber ni obras de fondo ni respuestas”, aseguran. Mabel Rojas, vecina de la asamblea, no olvida. Su memoria está viva a pesar del dolor. “Tobías es tristeza, es injusticia… Tenía ocho meses y todo por delante. Él es nuestra bandera, para que no pase nunca más. De su sonrisa nos agarramos para luchar, para que no haya otro”, concluye.