Dos de las figuras principales para el equilibrio de la sociedad fueron puestas en crisis en una causa que se desnudó en los tribunales de San Isidro y cuya condena ahora fue ratificada por la Casación. Es que un abogado y un médico fueron los protagonistas de una historia aberrante, una millonaria estafa que causó, además de un desfalco económica, serias lesiones a indigentes que terminaron siendo doblemente agraviados: en su salud y en sus ingresos.
La Sala I del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, integrada por los jueces Daniel Carral, Ricardo Maidana y Víctor Violini, confirmó la condena a 18 años de prisión para el abogado de Morón Hugo César Schiber por liderar una asociación ilícita que rompía huesos de personas para simular accidentes de tránsito y cobrar suculentas sumas de dinero en concepto de indemnización.

Tras una larga investigación realizada por la fiscal de San Isidro María Virginia Toso, el 29 de abril de 2019 Schiber recibió la pena de 18 años de prisión por resultar coautor de los delitos de asociación ilícita, en calidad de jefe u organizador, lesiones graves en ocho hechos y estafa procesal en grado de tentativa en otros cinco casos. Asimismo, la justicia le impuso diez años de inhabilitación especial para el ejercicio de la abogacía por haberse verificado infracción crónica a las normas de ética que regulan la actividad.
En el mismo fallo recibió 15 años Daniel Ceferino Herrera, otro de los integrantes de la banda, el que manejaba la camioneta símil ambulancia y trasladaba a las víctimas. Si bien fue considerado como parte de la gavilla no revestía la condición de jefe, pero la menor cantidad de tiempo de condena. El otro integrante de la organización, Federico Adrián Schiber, permanece prófugo de la justicia.
“Se trata el presente de un particular fenómeno de delincuencia organizada conocido vulgarmente como ‘caranchos’, que afecta a la tranquilidad de la población en general por los componentes especialmente cruentos que integran su configuración y por trastocar pilares e instituciones básicas de nuestra sociedad, como la figura y misión del abogado y el médico, interfiriendo y atacando el funcionamiento de los servicios públicos de justicia, seguridad y salud, con los que la comunidad toda tiene la legítima expectativa de contar”, señaló Casación en su sentencia.
Como informó en varios artículos Primer Plano Online, la organización simulaba lesiones graves en personas en supuestos accidentes de tránsito para que, las víctimas les firmaran un poder y el abogado tramitara indemnizaciones millonarias. Fue la propia Virginia Toso, también fiscal del juicio, quien se puso al frente de la investigación y logró primero desbaratar la banda, descubrir cómo era el funcionamiento de las tropelías que cometían y distinguir a cada uno de sus integrantes. La organización contaba con una camioneta Partner ploteada como si fuera una unidad de traslado (falsa ambulancia).
Con ese vehículo llevaban a las víctimas hasta un taller, en donde les ponían trapos en la boca, les tapaban el rostro con una frazada y les inyectaban una supuesta anestesia para garantizarles que no iban a sentir dolor, aunque luego se dilucidó que en realidad era agua. Lo que hacían, entonces, era fracturarles una de sus piernas, principalmente en tibia y peroné, para simular que habían sufrido accidentes de tránsito.
La maniobra se completaba con la demanda por daños y perjuicios de parte del estudio jurídico contra compañías aseguradoras y con la amenaza de muerte a las víctimas para que no le revoquen el poder de representación legal. Se calcula que Schiber y sus secuaces estafaron en más de doce millones de pesos ($12.000.000) a diversas compañías aseguradoras y a las propias víctimas, que quedaron con lesiones permanentes.