Omar es el tío de Alejandro Cortez, el conductor de una de las aplicaciones de traslado de personas que murió el jueves pasado luego de chocar contra una doble columna lumínica de cemento en su intento por escapar de un robo cometido por tres pasajeros a los que llevaba en su Fiat Siena.
“Más que tío y sobrino éramos como hermanos, porque a él lo criaron mis padres”, cuenta el hombre que se erigió como vocero familiar para reclamar una investigación que permita dilucidar lo ocurrido y hallar a los asesinos. En rigor, para la justicia se trata de un homicidio en ocasión de robo, dado que el delito tuvo como resultado la muerte del chofer. Si bien no le dispararon, la acción delictiva derivó en la tragedia.
“Él trabajaba con la aplicación y pasó a buscar a tres personas cerca de donde se accidenta. En el transcurso del viaje los pasajeros aparentemente sacaron un arma con intenciones de robarle. Alejandro intentó llegar a la comisaría, que está a ocho cuadras de donde choca, lo empiezan a golpear con la culata del revólver, pierde el control del vehículo y choca contra la columna”, describió Omar en una conversación telefónica con Primer Plano Online que varias veces se interrumpió por su llanto desconsolado.

El ‘Oso’ Cortez, conocido así por sus casi 200 kilos de peso y por su bondad como persona, falleció el jueves pasado a las 7 de la mañana luego de hacer un paro cardíaco en el hospital Güemes, de Haedo. El golpe que sufrió en el choque fue entre el tórax y el abdomen, y según su tío por su obesidad los pulmones quedaron prácticamente destruidos internamente. Además, tenía golpes en la cabeza provocados por los culatazos.
“Cuando llegué al lugar él estaba tratando de subirse a la camilla como un perrito, porque por su contextura no podían cargarlo. Le robaron la vida por dos monedas de mierda que ganaba”, se quebró Omar. Eran las 2.20 de la madrugada del martes pasado cuando sonó su teléfono para avisarle de lo ocurrido por pedido del propio Alejando, que sugirió a la Policía que lo contacten.
La víctima vivía sola y era papá de una hija, de 20 años. El viernes su velatorio contó con gran cantidad de asistentes, todas personas conmovidas por la desgracia de una muerte más a manos de la delincuencia. Cortez alquilaba el auto con el que trabajaba: ni siquiera era suyo. Y repartía lo que ganaba por estar varias horas arriba del rodado con quien se lo daba para que lo trabaje. “Dejaba su culo en el asiento para poder comer”, lo evoca su tío.
“El gordo era más bueno que el pan. Si vos necesitabas los calzoncillos él se los sacaba y te los daba. Si te veía tirado en la calle él frenaba y se ofrecía a darte una mano. Mataron a un tipo excepcional. Nosotros lo único que queremos y le pedimos a Dios y a la justicia es que agarren a los tipos que hicieron esto y que no sean perejiles”, completó Omar.
El caso está siendo investigado por el fiscal Guillermo Rodríguez Rey, de la Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil Nº 1 de Morón, debido a que todo indica que participaron menores de edad en el ataque. Además de los datos de la aplicación de viajes y las cámaras de seguridad instaladas en la zona, un elemento es clave para el avance de la causa: la declaración de un testigo, que vio cómo tres sujetos bajaron del auto y se fueron corriendo tras el choque.