Lo que la justicia tiene determinado hasta el momento es que el misterioso crimen de un exconvicto cometido la semana pasada en la localidad de Libertad, en Merlo, fue tras un intento de robo que el fallecido cometió contra un vecino del barrio. “Es una zona, como tantas otras, donde la gente está harta de la inseguridad”, describió a Primer Plano Online una fuente de la pesquisa, en la que todavía se intenta establecer quiénes son los culpables de una verdadera «cacería humana».
Hay dos hechos fácticos en el expediente judicial, que este medio enumera a continuación. El primero, una persona asesinada de dos balazos, a quien todos los testigos señalan como un ladrón que estaba robándole a un muchacho. Se trata de Sebastián Diego Brítez, exconvicto, que recibió un tiro en el omóplato derecho y la otra en la oreja del mismo lugar físico.
La víctima del robo corrió para escapar y se subió a una VW Suran negra, a la que reconoció como de un vecino de la cuadra en la que vive. “El matrimonio me abrió la puerta para que me suba y me asistió. La mujer me tomó la presión y luego se acercó una segunda mujer que me puso Pervinox”, declaró el chico en la comisaría 4ª de Libertad. Tenía la cabeza ensangrentada por la agresión sufrida a culatazos.

El segundo elemento concreto hasta hoy día es una orden de detención para Cristian González, en conductor de ese rodado vinculado al hecho. Al hombre lo fueron a buscar a su casa de la calle Triunvirato, en el barrio Santa Anita de Merlo, y la Policía no lo encontró. Desde la madrugada de ayer se encuentra en condición de prófugo de la justicia acusado del delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego no hallada hasta el momento.
Sin embargo, la familia González salió a dar su versión de lo que pasó y rechazó que sea el asesino. “Él volvía de trabajar (como chofer de Cabify) con su esposa, que es enfermera, y en la esquina de su casa estaban robándole a un chico. Varios vecinos salieron en su defensa y mi hermano también. De hecho la esposa le toma la presión al chico”, contó a este medio Susana, la hermana de Cristian, el técnicamente prófugo de la justicia.
En esas circunstancias, dos personas le piden al conductor de la Suran correr al delincuente. Según la hermana de González, son padre e hijo, un retirado de la fuerza y el otro policía en actividad. “En una esquina, cuando lo alcanzan, le piden frenar la camioneta para agarrarlo. Se bajan y el ladrón. Al verse cercado, saca un arma y les gatilla, pero la bala no sale y sigue corriendo. El ladrón sigue corriendo hasta que los vecinos lo alcanzan de nuevo y empiezan a golpearlo. Se escuchan dos disparos y estas dos personas se le acercan y le dicen que lo lleven rápido a la casa”, contó la mujer.
Con su relato, la familia de González asegura que el muchacho “es inocente” del crimen, aunque sí reconoce que estuvo en el lugar y que el rodado en cuestión es el suyo. Asimismo, afirma que se fue del barrio por miedo. “Unos días después del hecho pasó una persona sacando fotos por la casa de Cristian. Incluso un familiar del delincuente lo increpó preguntándole por qué lo había matado. Él tiene miedo por su señora y por la nena chiquita. Obviamente no va a volver: se tiene que esconder. No se tendría que haber metido, pero lo hizo para ayudar a los vecinos”, concluyó la hermana del acusado.
Primer Plano Online pudo saber con fuentes de la investigación que hay un video que muestra cómo fue esa suerte de cacería humana. El hartazgo frente a la inseguridad, la justicia por mano propia, la concatenación de dichos barriales para intentar dar por cerrada la historia en medio de un pacto de silencio complejizan el esclarecimiento del hecho, que está bajo la órbita de la fiscal Adriana Suárez Corripio, de la UFIyJ Nº 8 de Morón.