Una abuela que teje, una empresa que ofrece sus productos, un grupo de amigos que se juntan y ponen unos mangos para comprar zapatillas, un taller textil que produce medias demás pero no para vender sino para hacerles llegar a las organizadoras de una campaña solidaria.
Variantes hay, de sobra. Sólo hace falta buena voluntad y altruismo, mucho. Ponerse en el lugar del otro y asumir que el prójimo puede ser uno mismo, y que necesita lo mismo que todos para vivir en condiciones dignas. Pensar que en barrios del conurbano y del interior profundo chicos y chicas van a la escuela sin calzado, o con los dedos afuera, padeciendo el frío matinal o vespertino.
Sólo imaginarse esa situación es motivo suficiente como para ser parte de la movida llamada ‘Piecitos que Crecen’, que hasta el próximo 15 de junio estará juntando zapatos, zapatillas, medias, botas, y todo tipo de abrigo para los pies de niños y adolescentes. Además, para este año, agregaron otros elementos que se pueden donar como camperas, pilotos, alimentos no perecederos (para asegurarles desayuno y almuerzo a los pibes y pibas), artículos de limpieza, gorros, bufandas, guantes, y hasta por qué no medias de lana.
María Laura Companys y Fernanda Supzeszyn continúan con sus emprendimientos solidarios convocando a la gente que quiera dar una mano pueda canalizar sus deseos. “El calzado debe estar en perfectas condiciones, puede ser nuevo o usado pero debe estar limpio y en excelente estado. Si es nuevo, se puede dejar en la caja y, si es usado, lo pueden colocar en una bolsa transparente e identificarlo con un cartel donde figure el género del destinatario y el talle. Y si pueden, que lo acompañen con un par de medias nuevas”, cuentan a Primer Plano Online las promotoras de la campaña.
Los calzados serán entregados en hogares, escuelas, comedores y familias en situación de calle del interior del país y del conurbano bonaerense, priorizando familias afectadas por inundaciones. Y como no es la primera movida que organizan y a la que este medio le brinda difusión, las chicas son garantía de que las cosas llegan a donde más se necesita.
Quizá la mejor manera de entender el verdadero espíritu de Piecitos que Crecen es un texto de Cecilia Sola titulado “Que la lluvia cante en todos los techos”
Es linda la lluvia y es lindo el frío, claro, cuando el techo sobre tu cabeza canta y tenés los pies calientitos.
Cuando podés caminar hacia el colegio bajo las gotas frías que te mojan la cara y el pelo, porque hay un lugar seco y seguro al que volver.
Pero no hay magia cuando el viento amenaza arrancar las lonas que son las paredes, y el agua no cesa de mojar el único colchón.
No hay maravilla en el frío que te cala hasta los huesos ni en el miedo que te cala hasta el alma, porque el río no para de crecer.
Algunos rezan para que pare, porque el agua está en el borde de la casita, y ellos están ahí adentro
Otros no se animan a abandonar el lugar, porque les van a robar todo.
Juntemos las voluntades para ganarle al viento y a la lluvia.