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domingo, enero 12, 2025
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Perpetua para el abusador y asesino de su propia hija en Hurlingham: qué condena recibió la madre

Marcos Leonardo Villa fue sentenciado a la pena máxima establecida en el Código Penal por los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado y homicidio agravado por el vínculo. La víctima fue la pequeña Luciana, de apenas 5 años, quien fue llevada de urgencia al hospital Papa Francisco tras supuestamente haberse ahogado con un alimento.

En uno de los juicios más duros que reconoce la historia del Departamento Judicial Morón, padre y madre de la pequeña Luciana, de apenas cinco años, fueron condenados por la justicia por los abusos sexuales del papá hacia la nena y los golpes que terminaron siendo mortales en el cuerpo de la chiquita. La mamá de la menor también deberá purgar varios años en prisión.

Los jueces Marcos Javier Lisa y Gabriel Antonio Sotelo, junto a la jueza Julia de la Llana, del Tribunal Oral Criminal Nº 5 de Morón, dictaron la pena de prisión perpetua para Marcos Leonardo Villa en orden a los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por la calidad de ascendiente del autor y el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente reiterado en al menos dos oportunidades, además del homicidio agravado por el vínculo de la niña.

Estremecedor juicio en Morón contra matrimonio acusado de matar a su hija en Hurlingham
A la izquierda el fiscal Adrián Ferreyra; de frente, el Tribunal Oral Criminal Nº 5, que dio a conocer la sentencia

En el fallo también recibió una dura condena la mamá de Luciana. Se trata de Marcela Sofía Segovia, quien deberá cumplir doce años de cárcel por resultar autora penalmente responsable del delito de abandono de persona seguido de muerte agravado por el vínculo. En ese capítulo del veredicto el tribunal se diferenció del planteo hecho por el fiscal Adrián Ferreyra, quien había solicitado 18 años para la madre.

Si bien Primer Plano Online siguió la investigación en sus distintas etapas, todo lo recreado en el debate fue verdaderamente espeluznante. Su causal de muerte, según determinó la autopsia, fue “una lesión importantísima en el cráneo, cuyo mecanismo de producción fueron múltiples golpes”. Pero antes se logró probar, con diversos testimonios de circunstanciales testigos y con el relato del personal médico involucrado en las maniobras para intentar revivir a la nena, el calvario que esa criatura padeció y las vejaciones a las que fue sometida.

Por ejemplo, desde la primera declaración que se escuchó de un efectivo policial que hacía adicionales en el hospital Papa Francisco (ex UPA) de Hurlingham. El hombre reveló que el 29 de septiembre de 2021 al mediodía ingresó al centro de salud un hombre (Villa) con una menor inconsciente en sus brazos y fue directamente llevado al box rojo, de urgencias.

La explicación del hombre es que la nena “estaba intoxicada por un pancho que había comido en una plaza el día anterior”, pero de inmediato salió un médico del consultorio, le informó que la chiquita tenía golpes y que diera intervención policial por abuso de menor. Ahí se desató la investigación que primero consiguió la detención del padre y posteriormente de la madre, que arribó al nosocomio luego de su trabajo. La nena fue declarada como fallecida a las 13.38 de aquella fatídica jornada.

De inmediato se oyó el desgarrador testimonio de una enfermera del ex UPA, quien entre llantos recordó las palabras de la médica que recibió la emergencia. “La nena está toda golpeada ¿quién la trajo? No dejen que se vaya”, fue lo expresado por la profesional de pediatría. Luego, cuando le quitaron la ropa interior confirmaron lo peor: la víctima tenía heridas en la zona genital propias de una situación de abuso. “Ingresó sin signos vitales y por protocolo le hicieron maniobras de RCP, pero ya nada se podía hacer”, reveló al recordar la dramática escena.

Y un fragmento que dejó sin respiración: “Le fue informando a la madre que la nena tenía muchos hematomas. Ella se quedó al lado izquierdo de la niña y le dijo: ‘yo sabía que ella se iba a ir antes’. Le acarició la frente y continuó hablando de otras cosas. Dijo que cuando su marido tomaba era más violento, pero en ningún momento se la vio desbordada por ver a su hija muerta. Se plantó ahí enfrente como si nada. El cuerpo no le significó nada. Hablaba de otros temas como si nada”.

Todas las exposiciones realizadas por el personal de salud que intervino en la asistencia a la nena fueron coincidentes: ni el padre ni la madre podían desconocer los golpes en el cuerpo de la nena. Además, los desgarros en la zona genital eran tanto de reciente como de vieja data, es decir, la víctima los venía padeciendo hacía rato, no está claro desde cuándo. Los detalles de la autopsia sobre lo encontrado en su organismo son estremecedores.

La médica que realizó la necropsia también debió interrumpir su relato. Con lágrimas y sollozos manifestó que en sus años de experiencia “jamás vi algo igual”. Recordó con exactitud cada detalle de lo que el cadáver de la nena devolvió y definió como “dantesco” lo que le hicieron padecer. “Tengo tan presentes esas lesiones que siento haber quedado marcada a fuego para siempre”, subrayó.

“TODOS LOS DÍAS LE PIDO PERDÓN A DIOS Y A MI HIJA”

Marcela Segovia declaró en el juicio. Ante el tribunal reconoció que se sentía “muy mal porque no actuó como correspondía para defender a su hija” y se posicionó en un lugar de víctima de violencia de género. “Le tenía mucho miedo a él y estaba viendo como escaparme y conseguir ayuda para que no se acercara más a las nenas”, indicó. Sin embargo, la perito psicóloga que analizó los perfiles de ella y de Villa lo negó: en su interpretación “había discusiones, peleas, incluso golpes pero eran recíprocos, la problemática era de las dos partes”.

Durante la investigación la mamá de Luciana había afirmado ante la fiscal que instruyó el caso, María Alejandra Bonini, que “si alguien le hizo eso (las vejaciones a la nena) el único que pudo hacerlo fue él”. Villa, por su parte, se mantuvo indiferente ante cada exposición. En sus últimas palabras, incluso, habló de “mala praxis”, se consideró “injustamente acusado” y hasta refirió que la nena “murió por algo que le pasó en el jardín”.

Condena a padre y madre abusadores en Hurlingham

La última evidencia para arribar a certeza en el veredicto los jueces Lisa y Sotelo y la jueza De la Llana la encontraron en el testimonio de una vecina que habita en la vivienda pegada a la de la calle Guayra al 4500, donde ocurrieron los hechos. La mujer contó al tribunal que días antes del fallecimiento de la menor escuchó desde una ventana del baño que daba a su patio decir a la chiquita “que ya no le salía más sangre”. Y recibir como respuesta de parte de su madre que “tenía que seguir tomando agua para que dejara de dolerle”.

“Esto demuestra que Segovia estaba al tanto también de las lesiones genitales de Luciana”, reflexionaron los magistrados, quienes también pusieron en contradicción la versión de la madre en referencia a que no le permitía bañar a las nenas a Villa. “Él mismo lo desmintió, con lo cual entiendo también estaba al tanto de los abusos sexuales realizados por Villa.

Villa, a quien el fiscal Ferreyra en su alegato había calificado como “el diablo”, fue absuelto en orden al delito de corrupción de menores agravada, por la que también había sido acusado. Sobre Segovia el tribunal también emitió veredicto absolutorio por el abuso sexual con acceso carnal agravado y corrupción de menores agravada, aunque sí fue condenada por no hacer nada frente a los ataques sistemáticos que padeció su hija.

Condena a padre y madre abusadores en Hurlingham

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