Paloma Cafferata tiene nueve años. Desde el pasado 26 de julio está internada en el Hospital del Niño de San Justo recuperándose de las heridas que padeció aquella noche, de la que no parece recordar mucho. Nadie se anima a preguntarle hasta dónde sabe lo que pasó y tratan de eludir cuando es ella le que plantea dudas e inquietudes. Una básica y muy dolorosa, por cierto: ¿qué pasa que papá, mamá y mis hermanos no me vienen a ver?”
“Me partió el alma. Seguimos desviando las preguntas. Está en un lugar desconocido, no sabe por qué está ahí, le cuesta moverse… Está preocupada, está asustada. Tiene una psicóloga que sigue su caso pero esto es minuto a minuto. Clínicamente está bien, pero necesitamos estos días para saber cómo evoluciona”, contó a Primer Plano Online Karina, la tía de la nena.
“Paloma es un milagro en toda la extensión de la palabra”, afirma, conmovida por la tragedia familiar pero orgullosa de la batalla que libra su sobrina. “Lo único que espere es que se recupere de una vez porque pienso recibirla en casa como se lo merece porque está viva. Tenemos un dolor grandísimo pero la tenemos con nosotros y eso es un poquito de sus papás y sus hermanos”, agrega la tía.
A Karina las lágrimas se le escapan durante la charla amable y gentil con este medio. Sólo tiene palabras de gratitud para la enorme movilización que encontró de manera solidaria su familia. Los velatorios, la preocupación por Paloma… Hoy en día no hay una necesidad puntual más allá de la salud de la nena, lo único en que están enfocados. Sobre eso reciben noticias alentadoras: por caso el martes debían operarla para colocarle una prótesis, cosa que finalmente no fue necesaria.
“Le ajustaron los tutores porque la lesión en la cadera se está ajustando naturalmente. La fractura de la clavícula selló, ya mueve ambas piernas, las cicatrices curaron, tiene permiso para sentarse en la cama. La recuperación fue a pasos agigantados. Está lúcida. No sé si no recuerda, si no quiere preguntar de más porque algo presiente”, describió la tía.
La tragedia de su familia ocurrió sobre las vías de la estación Eva Duarte del ferrocarril Belgrano Sur, a la altura de Ruta 21 y Del Tejar, en Laferrere. Los Cafferata volvían del shopping de Catán de festejar el cumpleaños 17 de Lautaro, que los había cumplido el 20 de julio. Allí, luego de cruzar con la barrera baja según la información oficial plasmada en el expediente, un tren que se dirigía a los talleres de Tapiales arrolló el vehículo en el que viajaban.
Como consecuencia del siniestro vial murieron en el acto Esteban Cafferata (41); su mujer Melisa Collante (36); y Lautaro (17), el hijo hermano mayor del matrimonio. A las pocas horas perdió la vida Valentina (14). Sólo sobrevivió al desastre la más chica, Paloma, por quien Karina ya tenía una debilidad especial.
“El verano pasado estuvo casi siempre conmigo. Yo tengo una hija con autismo, y Paloma venía a jugar con ella siempre y a disfrutar de la pileta. Van al mismo colegio, tienen casi la misma edad. Sus papás educaron con tanto amor y respeto a mis tres sobrinos. Chicos adorables, a los que sigo esperando”, expresó con la voz quebrada, y todavía sin poder creer lo que pasó.
Su nena, de fondo, le cuenta que le está preparando un dibujo para llevarle a Paloma al hospital, mientras mamá llora porque sabe que todos los dolores de su sobrina no serán nada cuando se entere de la verdad. Los Cafferata se reparten las horas para estar acompañando a la chiquita en el nosocomio, que por el protocolo de Covid apenas permite dos presencias al día. “Pero es nuestro milagro, la amamos un montón y rezamos por ella todos los días para que se recupere pronto”, finalizó.
Quienes hacemos Primer Plano Online también hacemos fuerza por su pronta sanidad, para que pueda empezar otra vida.
