Cerca de las 17:30 el delivery llegó a entregar un pedido al domicilio de Virgen de la Guardia al 400 cuando otra moto se le acercó, estacionó sobre la vereda de enfrente, el acompañante se bajó del rodado, se acercó al repartidor y a punta de pistola le pidió la llave de la moto y el celular. Acto seguido se dieron a la fuga en sentido a Villa Tesei.
Los delincuentes se movilizaban en una Honda Cg negra descachada. El conductor llevaba puesto casco pero su acompañante no, por lo que la víctima del robo pudo describirlo como un “joven morocho, alto y gordito”.
Dado que la moto sustraída contaba con localizador, ni bien los compañeros repartidores se anoticiaron del robo consultaron la ubicación del rodado y detectaron su presencia en Av. Vergara 1471. A los pocos minutos, fue trasladado hasta la zona de monobloques que se encuentra en la entrada del distrito de Hurlingham, más específicamente sobre la calle Acuña, entre Pasco y Bradley de Villa Tesei. Allí fue donde decidieron dejar la moto abandonada.
Como una muestra más del espíritu de cuerpo que los une en la lucha diaria por cuidarse y «sobrevivir» en las calles, empezaron a llegar hasta el lugar varios repartidores que con el paso de los minutos alcanzaron a ser unos 25 y al poco tiempo arribó también la Policía. Fue entonces cuando vieron acercarse dos motos que al percibir la masiva presencia de los deliverys pegaron la vuelta. Los repartidores presumen que se trataba de otros ladrones de la banda que se acercaron al lugar para recuperar el rodado descartado por los delincuentes que perpetraron el robo en Ituzaingó. Ante la maniobra sospechosa, la Policía emprendió la persecución pero no logró atraparlos.
Uno de los integrantes del grupo de repartidores, que prefirió no identificarse, le contó a Primer Plano Online que “puntualmente Ituzaingó es una zona liberada; la inseguridad no nos da tregua y ya ni siquiera estamos a salvo durante las horas diurnas de nuestra jornada de trabajo”. Y contó que “tenemos un grupo de WhatsApp denominado ‘Basta de inseguridad’ en el que estamos intercomunicados los compañeros de todas las empresas de las distintas localidades de la zona, donde nos pasamos reportes e información útil sobre las cosas que pasan por las calles del oeste. En definitiva, nos cuidamos entre todos ya que nos sentimos desprotegidos y hay ciertas áreas solitarias y cercanas a la colectora del Acceso Oeste que se tornan muy peligrosas para desempeñar nuestra labor”, concluyó con impotencia e indignación.