El proyecto conocido como «Ley Justina», en memoria de la nena de 12 años que falleció en noviembre del año pasado esperando un trasplante de corazón, ya está siendo estudiado por las principales autoridades sanitarias de la Argentina. Entre otros por el doctor Alberto Maceira, flamante presidente del Instituto Nacional Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), que por primera vez habló en televisión desde que fue designado en el cargo a través de un decreto firmado por el presidente de la Nación, Mauricio Macri.
La iniciativa es impulsada por el senador pampeano Juan Carlos Marino, aunque fue elaborado por los padres de Justina. Lo que se busca modificar en la ley vigente es que los familiares de quienes son donantes de órganos no tengan que dar ninguna autorización ni consentimiento para que se realice la donación. Es que hasta el momento un donante, aunque sea mayor de 18 años, no puede donar sus órganos hasta que su familia no apruebe.
La iniciativa en sí implica un cambio de paradigma en lo que hace a la donación de órganos, ya que plantea que todas las personas sean posibles donantes salvo que dejen expresa decisión en contrario luego de inscribirse en un registro para darse de baja. Es algo similar a lo que sucede en España.
En conversación con Adrián Noriega, Maceira graficó como “muy buena” la reunión que mantuvo con el papá de la adolescente fallecida, y definió al proyecto como “superador” en algunos aspectos. “Los dos tenemos la idea de que haya más donantes”, graficó el ex secretario de Salud de Hurlingham.
En su artículo 3°, el proyecto modifica el artículo 19 bis de la ley actual con el siguiente texto: “La ablación podrá efectuarse respecto de toda persona capaz mayor de 18 años que no haya dejado constancia expresa de su oposición a que después de su muerte se realice la extracción de sus órganos o tejidos, la que será respetada cualquiera sea la forma en la que se hubiere manifestado”. Para ello, continúa el artículo, antes se deberá “examinar la documentación (DNI, registro de conducir) que el difunto llevaba consigo para constatar en primera instancia su voluntad manifiesta”. También se deberá “investigar si el donante hizo tácita su voluntad” en los registros del Incucai.
En relación a su gestión, Maceira explicó que intentará poner a la Argentina al nivel de países de avanzada en el mundo, en donde hay 40 donantes por millón de habitantes, que es la forma de medir la incidencia de este tipo de intervenciones. “Hoy estamos en 13 donantes por millón en nuestro país, pero no estamos mal, porque Estados Unidos tiene entre 12 y 14 de promedio. Sí debemos estar mejor, porque tenemos una lista de espera de 8 mil personas”, indicó. “¿De qué depende que estemos mejor? Del trabajo de los hospitales, porque los muertos nuestros están ahí”, cerró el sanitarista.
