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martes, diciembre 10, 2024
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Nenas y nenas de un jardín de Hurlingham seguirán sus clases en una parroquia ante la falta de respuestas de la provincia

Para contar esta historia es necesario remitirse a 2017. Allí, la Dirección de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires comenzó una obra de reparación edilicia en el jardín 902 Ceferino Namuncurá. Los trabajos se alargaron en el tiempo, por lo cual alumnos y docentes del establecimiento de nivel inicial fueron trasladados de manera “momentánea” a la Parroquia San José Obrero.

Varios fueron los problemas que empezaron a ocurrir desde ese momento. Primero, que la empresa encargada de los arreglos dejó de trabajar hasta tanto la provincia abone la deuda que venía arrastrando desde hacía meses con otras obras en escuelas ya terminadas pero que nunca cobró. Producto de esto, la refacción en el jardín 902 también se paralizó en forma absoluta.

A partir del reclamo de la comunidad educativa, desde la Municipalidad de Hurlingham y el Consejo Escolar decidieron poner manos a la obra, literalmente. Aunque surgió un problema de dificultosa resolución: no se puede avanzar con ninguna reparación hasta tanto no se concluya con el contrato que la provincia tiene con la empresa que estaba a cargo. Producto de eso, niños y niñas acuden a sus clases diaria, pero a la solidaria iglesia.

Después de dos años de parate la solución todavía no apareció y ahora se van acumulando problemas en la parroquia, un lugar que obviamente no está preparado para que 220 nenes y nenas estén a diario en su edificación. Por eso, el pasado miércoles dos chapas mal colocadas se volaron producto de un fuerte viento, lo que provocó la preocupación de las autoridades de la parroquia y de los docentes y autoridades del jardín.

Ayer se reunieron todas las partes involucradas y con responsabilidad en intentar resolver el punto en cuestión, que no es otro que los pequeños alumnitos vuelvan a su edificio. Asistieron al cónclave, realizado en la entidad religiosa, el presidente del Consejo Escolar local, Jorge Verón; el anfitrión Matías González, sacerdote a cargo de la parroquia; la inspectora pedagógica del Nivel Inicial, Miryam Fiori; y el inspector de Infraestructura para la región, José Lucero.

Allí, las autoridades firmaron un acta acuerdo con la intención de llegar a soluciones concretas, pero por insólito que parezca la llave para destrabar el conflicto no es retomar la obra en el edificio escolar sino ¡mejorar la iglesia! Por el momento el jardín está sin clases hasta nuevo aviso, al menos hasta que no se logre reacondicionar la parte a la que asisten los niños y niñas.

Tanto la Municipalidad como el Consejo Escolar se comprometieron a llevar adelante el cambio y la reparación de las estufas, la reparación del techo de la parroquia, una revisión total de la electricidad, protección en algunos sectores, arreglo de pisos y rejillas y la reparación de algunas puertas en mal estado. La parroquia está ubicada en el Barrio Roca 1, en la calle Lasalle, entre Garibaldi y Juan de Garay.

Hasta el momento, según se informó oficialmente, el intendente Juan Zabaleta llevó adelante varias conversaciones con el Ministro de Educación de la provincia Gabriel Sánchez Zinny sin llegar hasta el momento a ninguna solución concreta.

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