Pasaron 48 horas y acá no pasó nada. Sigue avanzando la obra para inaugurar en pocos días la carnicería premium en pleno centro de Morón. Allí funcionó una sucursal del banco Santander hasta comienzos de 2020. El local estuvo varios meses vacío y dentro de poco abrirá sus puertas el emprendimiento ligado al mundo de la carne. La fuerte inversión promete generar al menos una decena de puestos de trabajo. Hasta ahí todo bárbaro.
Pero todavía sigue resonando el escándalo vivido el sábado por la noche en ese mismo lugar en la planta alta de la propiedad, cuando 40 personas fueron identificadas y demoradas por participar de la fiesta clandestina en el marco de la pandemia, algo que está prohibido por decreto presidencial.
Algunos comerciantes de la cuadra consultados por Primer Plano Online no salen de su asombro por lo que definieron como “la osadía de estos tipos”. No es para menos: el evento se organizó a media cuadra de la Municipalidad y a dos cuadras de la comisaría Morón 1ª.
Consultado por este medio, el intendente Lucas Ghi consideró que “es un hecho que causa indignación y fastidio, repudiable y que merece todo el rigor de la ley”.
Como informó este medio, los empresarios que alquilaron la propiedad son los responsables de dos restaurantes, ambos ubicados en el centro de la ciudad, y también tienen otro emprendimiento gastronómico sobre avenida Santa Rosa, en Castelar, entre varios negocios que poseen en la región oeste.
Mientras la Justicia Federal investiga el hecho, lo que se intenta establecer es el grado de responsabilidad de los empresarios en la organización o si extrañamente la fiesta fue convocada y explotada económicamente por algún empleado infiel para su propio beneficio. Es que, desde el domingo a la madrugada, cuando estalló el escándalo, esta última es la versión que se está dejando correr, cosa que por cierto es poco creíble.
