“El miércoles a las 8.30 de la mañana vinieron a sacar el medidor por una supuesta deuda de $25 mil. Para ellos nosotros figurábamos como un cliente normal y no como cliente sensible”. Adriana Ramírez es la mamá de Santino Ayzano, un niño electrodependiente de tan sólo siete años de vida, que padece parálisis cerebral y epilepsia refractaria.
A mediados de la semana que pasó, la mujer se volvió a vestir de guerrera para otra vez defender al niño, de quien es su protectora. Es que el chiquito, para seguir adelante con su vida, depende de una bomba de alimentación, de un colchón antiescaras, un nebulizador, un aspirador y un saturómetro, entre otros elementos, lo que lo convierte en una persona dependiente del servicio eléctrico. Es decir, en la casa que habita nunca puede faltar la luz.
EL TESTIMONIO DE ADRIANA EN DIÁLOGO CON PRIMER PLANO ONLINE:
“Si me dejás sin luz no le puedo pasar la leche a mi hijo”, se plantó Adriana frente a los trabajadores de la empresa, que llegaron hasta su domicilio en el Barrio La Perlita, de Moreno, con una orden de cortar el suministro. Logró impedirlo, pero el jefe de la cuadrilla le exigió que vaya a la sede de la compañía para regularizar la situación e informar de su condición, que supuestamente ya estaba establecida de hacía tiempo.
En Edenor me exigieron que pague $7.640 y que firme un plan de pagos con el resto de la deuda. Pero el tema es que a la casa de Santino la boleta de la factura de luz no llegaba desde abril, porque supuestamente el Ente Nacional Regulador de la Energía (ENRE) había avisado de la condición del niño a la empresa. Pero en la compañía no estaba registrado eso y continuaron facturando, por eso el monto de los pagos atrasados que le reclamaban.
Una de las empleadas que la atendió en las ventanillas le informó a Adriana que figuraba como cliente sensible, pero que sin la resolución del ENRE no podían avanzar en evitar que le retiren el medidor. “La orden viene de arriba”, le comunicó. La mamá de Santino de inmediato se comunicó con la ONG Asociación Argentina de Electrodependientes, desde donde se comenzaron a mover para que este dramático episodio tenga una resolución inmediata. A ellos les confirmaron que la vivienda de Santino figuraba como cliente sensible y que el corte era para otra persona.
“Tuve que conseguir plata de todos lados y a las 13.30 pagué ese dinero (los 7.640 pesos). Al rato vino Edenor, cambió la térmica de adentro de mi casa, revisaron la instalación, me dejaron el teléfono para urgencias”, contó la mamá de Santino, que agregó que en la prestataria del servicio eléctrico le informaron que en el término de 90 a 120 días le iban a devolver el dinero que tuvo que abonar. Por si hace falta la aclaración, la mujer es enfermera y estimuladora temprana, con lo cual sus recursos son tan escasos como los de cualquier otro laburante que debe enfrentar semejante situación sanitaria de un hijo.
“No es la primera vez que suceden este tipo de errores. Tal es así que hemos solicitado una reunión con las autoridades de Edenor, quienes se negaron a concederla invitándonos a manifestar nuestras inquietudes a través de una carta por correo postal, incumpliendo el compromiso asumido con la asociación el año pasado, cuando nos recibieron tras una manifestación en su sede central. El grado de insensibilidad de la empresa, su irresponsabilidad, y su falta de empatía con las personas electrodependientes negándose a trabajar en conjunto, nos mantiene continuamente en alerta. Ojalá que este hecho no se vuelva a repetir y ningún error se cobre una vida”, posteó la ONG a través de sus redes sociales.