Una charla mano a mano entre el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, y el ex alcalde de La Matanza y diputado nacional electo, Fernando Espinoza, terminó con disputa por la elección en el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires. Consensuaron el paso al costado del actual presidente y repartieron los cargos: Menéndez presidente por un año, Fernando Gray el siguiente año y Espinoza al frente de los congresales.
La unidad será sellada el próximo 17 de diciembre, fecha prevista para las elecciones partidarias internas, en donde habrá que cumplir con la formalidad para que la nueva estructura orgánica se ponga en funciones. Pero, en rigor, ya se inició en base a los diálogos que se sucedieron en estos días, y en donde quedó establecido que los mandatarios que ganaron en sus distritos tanto en la primera como en la tercera sección electoral serán los nuevos hombres fuertes a cargo de las decisiones estratégicas.
“Vamos a tener como objetivo lo que venimos proponiendo, intentar que el PJ sea el lugar de encuentro para todos, que todo el campo popular se sienta cómodo en el partido. Vamos a proponer la modernización, una mayor comunicación, un cambio en la estética de la comunicación y que todos los compañeros, incluso los que formaron otros bloques u otros partidos, puedan volver”, definió Menéndez a la hora de explicar cuáles serán los primeros desafíos que enfrente.
Pero también dejó definiciones concretas en cuanto a la apertura que tendrán para intentar aglutinar la mayor cantidad de voluntades posibles. “Estamos hablando con Sergio Massa, con Diego Bossio y la semana que viene nos juntamos con Florencio Randazzo. También con los gremios, incluso los que no están en la CGT. Tenemos que ser la polea de atracción para que los que hace años no se ven empiecen a hacerlo. Primero necesitamos una unidad de concepción, tener un plan estratégico para recuperar la mayoría, dejar de discutir nombres, dejar de discutir hacia adentro de la política”, señaló.
El intendente de Merlo también cuestionó duro, con tono autocrítico, la situación partidaria actual. “El diagnóstico es malo porque hoy tenemos un partido que perdió tres elecciones seguidas, que está disgregado, donde hay ausencia de liderazgos, donde hay muchas peleas intestinas que vienen de larga y mediana data. Ahora, el pronóstico es bueno porque si hablás con cada uno de los distintos sectores todos, por diferentes motivos, coincidimos en que hay que volver a confluir en el peronismo”, sintetizó.