Ubicada sobre la calle Malabia 1253 en el barrio de Villa Ariza, la Iglesia Ortodoxa Rusa de Ituzaingó constituye un verdadero misterio.La imponente estructura de cúpula azul permanece cerrada desde hace años, no recibe feligreses, no se realizan allí oficios religiosos y no se han filtrado a los largo del tiempo imágenes de su interior.
Nuestro país cuenta con decenas de iglesias y catedrales rusas. La mayor parte de ellas se encuentra en la provincia de Buenos Aires, pero también las hay en el resto del territorio nacional.
La existencia de todas ellas se explica principalmente por la ola de inmigración que se produjo después de la Revolución de 1917 y tras las dos guerras mundiales. Prácticamente todos los templos fueron construidos en ese entonces, pero algunos de ellos se distanciaron de la Iglesia ortodoxa al no aceptar la unión con el Patriarcado de Moscú y se separaron oficialmente, explica el sitio web es.gw2ru.com. Sin embargo, más allá del estatus oficial y canónico, es difícil no admirar la belleza de estas iglesias con cúpulas (en su mayoría azules) en forma de cebolla apuntando hacia el cielo.
La Iglesia de Todos los Santos de Rusia -tal el nombre oficial del templo de la calle Malabia-, es una soberbia construcción de singular estructura, realizada bajo la dirección del arcipreste Jorge Romanoff quien se alistó en las filas del ejército de Rusia Blanca para combatir contra los rojos y una vez derrotado abandonó el suelo natal hasta que un largo peregrinar por el mundo lo hizo desembarcar en Argentina.
En Villa Ariza alquiló una gran sala de antiguas caballerizas, en la que se alojó temporalmente a los emigrantes que llegaban de Rusia, hasta que en abril de 1962 se inauguró lo que fue en principio un asilo y más tarde se convirtió en el imponente templo que hoy conocemos: una construcción de estilo de Nóvgorod que se eleva majestuoso con un bloque cuadrangular, en medio de un amplio y sereno entorno verde. Los registros aportados por historiadores locales explican que la construcción tiene tres portadas; el interior está dividido por una mampara de madera; la parte más amplia para los asistentes al culto y la menor, donde se halla el altar, para la realización de ceremonias religiosas, que con el paso del tiempo se fueron discontinuando por la escasez de sacerdotes.

Según consigna en su Facebook ‘Historia virtual de Ituzaingó’, en la parte superior de la cúpula, situada en el centro de la construcción dominando el espacio, existe (o existía) una figura bizantina de Jesús. Muchos íconos más, pequeños casi todos ellos, decoran las paredes del recinto. Citan además que en la parte subterránea, que también cuenta con un altar, era utilizada como osario. En urnas forradas de cinc y puestas a la vista sobre catres metálicos adosados a dos paredes, se encuentran depositados los restos de los refugiados que inicialmente fueron sepultados en los cementerios de la Chacarita y Morón. Al cumplirse los cinco años eran exhumados y tenían como destino seguro su traslado a fosas comunes, por lo que a petición de la Iglesia rusa permitieron trasladar hasta el templo de Villa Ariza las cenizas de los ortodoxos.
En cuanto a los devotos de la iglesia Ortodoxa Rusa poco se sabe. Si bien consta que en la década del 60 habitó en la zona una colonia rusa, los historiadores locales no lograron reconstruir con rigurosidad los detalles de su radicación en la región oeste del Gran Buenos Aires.
Lo cierto es que el bellísimo templo sigue generando elucubraciones en torno a su historia y sobre todo a su actualidad. Según manifiestan los vecinos, un hombre se hace cargo del mantenimiento externo del terreno y si bien no se ofrecen servicios religiosos, nada hace presumir que la estructura esté abandonada; por el contrario, hace algún tiempo fue pintada. Sin embargo no hay precisiones sobre quién es el titular del predio, quién se ocupa de su conservación y si aún hay practicantes del culto en la región.