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viernes, enero 17, 2025
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Merlo: la inexplicable tragedia de un joven de 30 años que caminaba con su hijo al hombro y murió aplastado por un árbol

La muerte, impiadosa, muchas veces golpea la puerta equivocada. Sin lógica, sin racionalidad, sin explicación posible. Sin medir las consecuencias. Sin tomar como referencia el desastre que deja a su paso. ¿Cómo explicar la muerte de un joven papá, de apenas 30 años, que caminaba por las calles de Merlo rumbo a la parada del colectivo y murió aplastado por un árbol? Imposible. Todavía hay una familia en penumbras.

El pasado viernes 23 de abril a las 19.03, tal como registró una cámara de seguridad del barrio (que Primer Plano Online publica luego de recibirla de los familiares de la víctima fatal), Héctor Javier González Lizárraga iba caminando con su pequeño hijo Valentino, de tan sólo tres años, en sus hombros.

Transitaba la calle Nicaragua, en la localidad de Villa Amelia, en Libertad, pero al observar el temporal que se aproximaba decidió volver a su casa para no viajar el colectivo sino pedir un remís. En ese momento la fatalidad se cruzó por su camino: la imagen muestra el momento en que un relámpago ilumina la tarde-noche, luego se ve un fogonazo y un árbol que cae encima suyo.

“El temporal cortó unos cables de un poste de luz, hizo chispazos y entonces Héctor atina a salir por la derecha por miedo a los rayos que producía el poste. En ese mismo instante un árbol se le cae encima y lo aplasta totalmente. Murió en el acto. Quedaron los dos atrapados debajo del árbol. Los vecinos acudieron a ayudarlos, sobre todo a Valentino, que tenía al padre abrazado como protegiéndolo”, contó a este medio Micaela, mamá del chiquito.

Efectivamente, el papá del nene murió en el acto y Valentino fue llevado de urgencia al sanatorio San Juan Bautista. Al ingresar se pensó en un cuadro de extrema gravedad, pero luego de la revisión de los médicos se detectó que había sufrido fractura de tibia y peroné. “Pasó la noche ahí y en estos momentos se encuentra enyesado, en buen estado de salud, en la casa de sus abuelos en Libertad”, agregaron desde la familia.

En medio de la congoja, solamente quieren dar a conocer esos datos respecto del hecho. No mucho más, salvo que la víctima fatal trabajaba actualmente en negro en una verdulería en Caballito. Así se ganaba la vida para alimentar a su pequeño hijo, ese al que hizo lo imposible por proteger de la desgracia, a punto tal que entregó su vida sin que al nene le pase nada.

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