En el cementerio Santa Mónica sólo había lágrimas, consternación y pedidos de justicia. Sin explicación alguna, familiares, compañeros de trabajo y vecinos despidieron a Jorge Elgueta Cáceres, el colectivero de la línea 503 que fue asesinado salvajemente a barretazos en la puerta de su casa en el último día del año pasado.
La familia realizó un corto velatorio luego de recibir el cuerpo del hombre, que debió ser sometido a la correspondiente autopsia para determinar el causal de su muerte. Como contó ayer Primer Plano Online, la víctima fue asesinada por un hombre que vivía a escasos metros de su vivienda, sobre la calle Tres Sargentos al 700, en Mariano Acosta, partido de Merlo. Tenía 62 años y fue golpeado al llegar de su trabajo. Convulsionó por las heridas sufridas, que le provocaron un derrame cerebral, y pese a ser trasladado a dos clínicas, finalmente falleció.
Jorge trabajaba como colectivero en la línea 503. Para cada Día del Niño, se disfrazaba y alegraba a los chicos con su personaje «El payaso Toco Toco». El hombre tenía su hogar en la parte de adelante. En la construcción trasera se encontraban su hijo, su nuera Miriam Raquel Giménez (ambos de 34 años) y su nieto de 11. Una disputa con gente de la cuadra, por motivos que todavía están siendo motivos de investigación, terminó en la feroz y cobarde golpiza, con un fierro.
Por el crimen está detenido Gustavo González, el agresor, quien es formalmente el único imputado en la causa caratulada como homicidio. Pero los allegados de la víctima, que hoy atravesaron el duelo de dejar a Jorge en el cementerio, no van a parar hasta que la justicia llegue a todos los responsables. Por eso mencionan a Susana Iriart, pareja del detenido (integrante del Servicio Penitenciario Bonaerense como docente) y a Nayla González, la hija del acusado, quienes también participaron de la agresión que terminó con la vida del colectivero.
Por lo pronto, tienen en agenda la organización de una marcha pacífica para pedir por justicia y que los tres paguen por el crimen. “Yo no voy a parar, mi suegra no va a parar, mi marido no va a parar. Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias para que la justicia caiga con todo el peso de la ley”, señaló a Primer Plano Online Miriam Giménez, nuera del fallecido.
La casa de los atacantes está ocupada, pero por gente que no es del barrio, quizá parientes del detenido. La mujer y la hija de González desaparecieron y no se sabe de ellas desde el momento del hecho. Por el momento, la justicia no tiene imputaciones formales para con ninguna de las dos.