El intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, le puso la firma: Máximo Kirchner será el próximo presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires.
“El peronismo bonaerense tiene la oportunidad histórica de integrar mediante un proyecto de país y de Provincia el movimiento y el partido. Por eso la enorme mayoría de los dirigentes y militantes deseamos que el compañero Máximo Kirchner sea el presidente del PJ de la Provincia”, tuiteó esta mañana, con un hilo en el cual dejó sentada su postura.
Con @alferdez presidente del PJ Nacional y Máximo al frente del PJ de la Provincia, consolidamos el camino que nos permitirá ponernos de una vez y para siempre de pie con soberanía política, independencia económica y justicia social.
— Martín Insaurralde (@minsaurralde) December 28, 2020
Le puso fin, en su interpretación, a la posibilidad de continuar la alternancia en el cargo que desde 2017 se reparten Gustavo Menéndez, jefe comunal de Merlo, y Fernando Gray, de Esteban Echeverría. En las próximas semanas, la presidencia partidaria quedará en manos del líder de La Cámpora.
“Lo que viene es la reconstrucción y para lograrla es indispensable organizar la unidad en torno a la esperanza, la demanda del territorio, la apertura a nuevos derechos. El Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires es central para consolidar ese camino”, agregó el lomense y remató: “Máximo conjuga la sensibilidad social y la capacidad que necesitamos en esta etapa de reconstrucción. Estamos orgullosos de ser bonaerenses, porque amamos a la Provincia y no nos resignamos a que nos digan que es inviable”.
Insaurralde es la punta del iceberg de la renovación que se viene en el peronismo de la provincia de Buenos Aires, a la cual Axel Kicillof no es ajena. Implica la pérdida de poder de los históricos caudillos del poderoso conurbano, que en la mayoría de los casos tienen un límite para continuar en el poder en 2023. Y si alguien soñaba con la posibilidad de voltear esa ley que impone como máximo dos mandatos consecutivos, esa chance se desvanece.
Menéndez y Gray son los principales apuntados y derrotados con la avanzada kirchnerista a nivel partidario. Pero hay otro hombre que paga los platos rotos en esta movida: es Juan Zabaleta, el nexo elegido por el presidente Alberto Fernández como interlocutor con otros intendentes. Sus aspiraciones a presidir la Federación Argentina de Municipios (FMA) también se diluyen: su competidor Fernando Espinoza, de La Matanza, es quien cuenta con el aval camporista.
Se abre, de esta forma, un capítulo de fuerte renovación en la política provincial y en los distritos, donde muchos intendentes quedarán vacíos de poder. Y la conducción futura pasará por contar con los avales partidarios necesarios, que quedarán en manos del kirchnerismo duro. Las peleas intestinas en los distritos son intensas. Por caso, en Hurlingham, Zabaleta ya sabe que si no se modifica la ley no podrá aspirar a otro mandato, y conoce de las aspiraciones de Martín Rodríguez, actual subdirector ejecutivo nacional de PAMI, de quedarse con el sillón.
Lo mismo sucede con Menéndez en Merlo, que además de la condena judicial en su contra por su pasado en Lotería y Casinos también transcurre su segunda gestión, por lo que en 2023 podrá aspirar a algún cargo legislativo si logra revertir la imposibilidad de ocupar cargos públicos perpetua que forma parte de la sentencia que le aplicó la justicia de Mar del Plata.