María Eugenia Vidal llegó sin avisar a la escuela N°47 Antártida Argentina en el partido de Morón, municipio que gobierna su ex esposo, Ramiro Taglieferro y donde ella vive con sus tres hijos. Después de la recorrida de rigor y la posterior charla con los maestros del establecimiento educativo llegó la hora de la foto que casi siempre suelen pedirle sus interlocutores.
La mayoría de los docentes allí presentes no quisieron perderse la toma con la primera mandataria provincial. Dispuestos todos para la foto grupal, llegó la sorpresa: uno de los maestros dijo que no se quería retratar con Vidal.
Esta reacción es poco habitual. Aunque no es querida por todos, la gobernadora bonaerense es una de las dirigentes políticas con mejor imagen y la que cosecha mayor adhesión entre la opinión pública. Sin embargo, la crisis económica, política, cambiaria y social que ha plantado en el último tiempo el gobierno de Cambiemos, resquebrajó hasta la pieza más sólida con la que cuenta el gobierno de Mauricio Macri.
Desde su entorno aseguran que a la mandataria no la afectan este tipo de manifestaciones aunque sí toma nota de ellas. Comentan además que son conscientes de que el sector docente se presenta como uno de los más duros debido al conflicto salarial irresuelto y la puja de larga data con los gremios.
Las últimas encuestas que miden su imagen, entre otras, arrojan que María Eugenia Vidal bajó 10 puntos con respecto a los números de diciembre pasado y si bien en su entorno no admiten que la causa podría ser fundamentalmente la crisis cambiaria y la firma del acuerdo con el FMI, la decisión reciente de suspender los timbreos de Cambiemos en el conurbano parecen abonar, al menos en parte, esta teoría.
Aunque no todo es negación. Quienes viven el día a día al lado de la gobernadora bonaerense miden que » el contacto con la gente sigue estando y es permanente, pero es cierto que hay más escepticismo, no sólo con la política sino con la dirigencia en general, a todo nivel. Hay algo de descreimiento y decepción y la gente tiene menos ganas de escuchar lo que van a decirle».
