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domingo, julio 13, 2025
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Libros con contenido sexual en escuelas y el vergonzoso diálogo de Eduardo Feinmann con Alberto Sileoni

El periodista cruzó al director general de Cultura y Educación bonaerense, que lo informó sobre el espíritu literario de una serie de obras escritas que fueron entregadas a las bibliotecas de diversos colegios y a la que sólo acceden estudiantes de nivel superior del Secundaria con acompañamiento docente.

Desde la semana pasada, dirigentes de diversas extracciones políticas salieron a cuestionar públicamente una serie de libros que fueron entregados en escuelas bonaerenses como parte de una colección de textos que no son parte de la educación sexual que se brinda en los establecimientos sino que están destinados a trabajos específicos siempre con supervisión docente.

Fue, por caso, la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien denunció en la red social X el contenido de esos escritos al compartir fragmentos de la novela ‘Cometierra’, de Dolores Reyes, que forma para de Identidades Bonaerenses. “Existen límites que nunca deben pasarse. ¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas!”, cuestionó la titular del Senado nacional.

“Nosotros no somos provocadores ni degenerados: somos educadores. No son libros para educación sexual, forman parte de una colección llamada Identidades Bonaerenses. Me gustaría que hagan un esfuerzo de comprensión. Estos libros van a las bibliotecas de las escuelas, no se obliga a los estudiantes a leerlos. Son herramientas de apoyo para los docentes, que abren un mundo al que muchos chicos no tienen acceso”, se sinceró el director general de Cultura y Educación, Alberto Sileoni, en una dura entrevista que compartió con el periodista Eduardo Feinman por Radio Mitre.

“La colección de libros lleva una guía. Hay libros para la Secundaria básica, 12-15 años. Si hay libros que tienen una temática política, relaciones problemáticas o escenas de sexo o lenguaje vocabulario soez no van para la secundaria básica, son para la Secundaria orientada, 16-19 años. Son libros que tienen una inscripción que indica que requiere acompañamiento docente”, aclaró Sileoni.

Los fragmentos de la discordia en libros que se entregan en escuelas bonaerenses

“Con la mano libre, se desabrochó el cinturón, bajó el cierre del pantalón y se lo quitó. La otra mano se cerró en mi nuca. No me podía mover. Tiró de mí. Sacó su p… por encima del bóxer y me la acercó a la boca. Me dejé llevar a un beso tan suave como si lo que besaba fuese una lengua. Le bajé el bóxer del todo. La piel que tocaba me gustaba. Podía apretarla con los labios mientras la p… jugaba en mi boca y se iba hundiendo. Ezequiel me miró chupar y yo también lo miré a él. Me agarró la cabeza con las dos manos. Mantuvo un rato la presión, hasta que en un movimiento sacó su p… de mi boca y sus manos buscaron mi cadera. Me llevó hacia él”.

Esa media carilla del libro de la escritora Dolores Reyes es la que causó una fuerte indignación y que en varias comunidades educativas abrieron el debate. “Esa escena puede convertirse, aunque muchos no lo crean, en una escena pedagógica en el aula”, explicó el funcionario. Para Sileoni, las y los adolescentes de hoy día están a un click de acceder a la pornografía “en la soledad de sus habitaciones”, e incluso hay quienes proponen meterlos presos desde los 12 años. “Esto no es pornografía. Esto es literatura”, enfatizó.

Fue en ese tramo de la entrevista que se puso álgido el diálogo e incluso el periodista le esperó “cállese la boca” al ministro mientras leía ese capítulo del libro ‘Cometierra’. “Nosotros no discutimos con las familias, convergemos con las familias. Aún hoy los chicos nos dicen que estas cosas no las pueden hablar en sus casas, aún con familias presentes. Entonces, nosotros creemos que la escuela es un buen lugar para escuchar a los jóvenes, que a veces los escuchan pocos”, completó Sileoni.

Desde el Gobierno bonaerense, en síntesis, creen que se trata de una campaña orquestada en contra de la educación sexual integral en las escuelas para avalar recortes de programas como los destinados a embarazos no deseados o a las políticas de prevención de abusos. Por eso el ministro remató: “la escuela no niega la diferencia entre hombre y mujer, no enseña prácticas sexuales, no alienta la homosexualidad ni la transexualidad, no enseña a abortar. ¿Sabe lo que hace la escuela? Te acepta como sos, y en eso es mejor que la sociedad, porque no discrimina y no persigue”.

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