Juan José Villalba tenía 46 años y había trabajado casi la mitad de sus días en el área de Servicios Públicos en el Municipio de Morón. Oriundo de la zona sur del distrito, el hombre convivió desde los 18 años con una enfermedad (esquizofrenia), que le habían diagnosticado en un grado leve, que mantuvo siempre controlada con medicación. Jamás eso fue un impedimento para que lleve adelante una vida normal, como la de cualquier otro trabajador, con los cuidados lógicos en cuanto a su rutina de remedios.
La situación que Primer Plano Online describe en este artículo no es nueva, sino que tiene como fecha el pasado 3 de febrero, aunque todavía aguarda por una explicación científica y judicial por lo ocurrido. Dos días antes, el protagonista de la historia llegó a la casa de su hermano Daniel con dolor abdominal y pidió que lo acompañen hasta la clínica Agüero, para hacer una consulta médica. Quien lo llevó fue su propio sobrino, porque Juan José vivía solo, era soltero y no tenía hijos.
Ambos fueron en un remís hasta el citado centro de salud privado y el paciente dolorido quedó internado. Su sobrino regresó a su casa e informó de lo sucedido a su padre. Al otro día, Daniel llamó a la clínica para preguntar por su hermano, y recibió como respuesta que estaba “en terapia y no podía ser visitado por nadie”. Según reconstruyó Daniel a Primer Plano Online, esa contestación le pareció “extraña” pero aguardó hasta el día después (sábado 3 de febrero) para presentarse en el establecimiento con el afán de ver a su familiar.
“Lo fui a ver con una enfermera amiga y ambos notamos que mi hermano estaba muy agitado”, describió. Y recuerda: “cuando le pregunté a un médico me informó que Juan José estaba alterado y se quería sacar las vías, por eso lo sedaron”. Ese mismo día, antes de finalizar el horario de visitas, a Daniel le informaron que a su hermano que lo pasaban a piso el lunes. Pero a las tres horas recibió una comunicación desde la clínica para pedirle que se presente porque el paciente internado había fallecido. Sin más, con esas palabras.
“Fui con mi papá y me dijeron que mi hermano murió de un paro cardíaco”, rememoró Daniel durante la charla con Primer Plano Online. Y agrega un dato que fue el que le hizo despertar sospechas: “el certificado de defunción decía que falleció por una insuficiencia respiratoria aguda. ¿Cómo nadie me avisó de eso, cómo no tenía algo puesto para ayudarlo a respirar si fue así?”, se preguntó.
A los pocos días, con fecha 8 de febrero, Daniel se presentó ante Gabriela Traini, secretaria de la Oficina de Denuncias de la Fiscalía General de Morón, para presentar un pedido de que se investigue la muerte de su hermano convencido de que hubo mala praxis. La causa recayó en la Fiscalía Nº 2 y en el Juzgado de Garantías Nº 5, a cargo del juez Jorge Rodríguez. Según supo el denunciante, hace dos semanas el magistrado dio la orden de exhumar el cuerpo del fallecido para hacer la autopsia. Pero como todavía no tuvo novedades concretas, decidió salir a los medios para que se conozca el caso. “Voy a honrar la memoria de mi hermano y no quiero que esto quede impune”, cerró Daniel ante Primer Plano Online.