La masacre que sufrieron Agustín Curbelo y Nazareno Vargas, ambos de 19 años y oriundos del Barrio Lago del Bosque, en Merlo Norte, es hasta el momento un verdadero misterio para la justicia, que podría empezar a develarse en las próximas horas si es que las tres cámaras de seguridad instaladas en la zona del hecho pueden aportar algún tipo de indicio sobre los atacantes.
La justicia había logrado tener acceso hasta ayer a tres elementos de filmación que se pudieron ubicar en la zona de los crímenes, el cruce de Navarro y Garay. El tema es que al menos una de ellas es simplemente una cámara puesta para emitir imágenes pero no guarda lo registrado, así que a los términos de la investigación no aporta nada.
Según fuentes judiciales consultadas por Primer Plano On Line, las hipótesis son varias pero algunas ya fueron descartadas. La primera es que se haya tratado de un intento de robo, porque las víctimas tenían todas sus pertenencias y, además, les plantaron a los cuerpos máscaras similares a las usadas en la película V de Venganza y hasta una picana. El o los asesinos intentaron dejar un mensaje allí.
Otra punta de investigación que, en principio está casi descartada, es la del gatillo fácil, o que la Policía los confundió con ladrones. Por la cantidad de vainas servidas halladas en el lugar de la masacre y la forma en que fueron acribillados los jóvenes es difícil pensar que pudiera haber sido obra de un miembro de las fuerzas de seguridad.
Las líneas de investigación apuntan a un doble crimen cometido por venganza entre bandas de la zona, ya sea por cuestiones personales u obra de un vengador anónimo. Y hasta se cree que pueden haber equivocado de personas.
Lo curioso es que un adolescente declaró ante efectivos policiales que dos horas antes de ese doble crimen, él y dos amigos fueron asaltados por dos jóvenes que se movilizaban en una moto negra, cuyas características coinciden con los dos asesinados, por lo que no se descartaba que se trate de delincuentes. Sin embargo, hasta anoche ese testigo no había declarado ante el fiscal Matías Rapazzo, con lo cual esa versión aún no tiene sustento judicial.
Lo que ese muchacho relató a efectivos de la comisaría 1ª de Merlo fue que aproximadamente a las 3 del domingo caminaba en Merlo junto a dos amigos por la avenida Real y, al llegar a la intersección con la calle 25 de Mayo, fueron interceptados por dos jóvenes que se movilizaban en una moto negra.
Explicó que el acompañante se bajó de la moto empuñando una picana eléctrica y les robó todas las pertenencias a los tres, entre ellas la mochila con las caretas que la policía halló junto a uno de los dos jóvenes acribillados a balazos.
Otra información que pudo corroborar Primer Plano On Line es que uno de los dos fallecidos tenía antecedentes en la Justicia de Menores. Había sido acusado de encubrimiento en 2015, cuando todavía no había cumplido la mayoría de edad. Esa referencia, de todos modos, no cuenta para un análisis judicial cuando es considerado adulto, o sea, con más de 18 años.
EL SANGRIENTO EPISODIO
Efectivos del Comando de Patrulla de Merlo fueron alertados a través de una llamada al 911 sobre dos jóvenes que habían sido atacados a balazos en la intersección antes mencionada. Al llegar al lugar, el personal encontró sobre la calle Navarro a Agustín Curbelo, que estaba sentado en la vereda con el torso desnudo y agonizando.
El joven tenía un corte en la mandíbula y había recibido cinco balazos, que le provocaron la muerte pocos minutos antes de que llegara la atención médica. Los efectivos recorrieron la zona y sobre la calle Garay hallaron a Nazareno Vargas, quien se hallaba en posición decúbito ventral, con cuatro heridas de bala que le causaron la muerte casi en el acto.
Al lado del cuerpo había una moto Yamaha Crypton negra y una mochila que en su interior contenía una picana eléctrica y las tres caretas Una vecina contó a la prensa que Curbelo llegó a pedir auxilio porque «se moría», que no tenía ropa en el torso ni estaba con zapatillas y que sólo tenía puesto un «vaquerito».
En dicha escena, los efectivos secuestraron siete vainas servidas calibre 9 milímetros, dos fragmentos encamisados y dos plomos, por lo que posiblemente hayan utilizado la misma pistola para cometer el doble crimen, consideraron los voceros. Sobre las lesiones, el médico forense que analizó los cuerpos en el lugar del hecho constató que Curbelo presentaba un impacto de bala que ingresó por un antebrazo, dos en una axila, otro en cadera y otro en ingle, además de una herida en el mentón. Vargas, en tanto, recibió dos tiros en el pecho, otro en un brazo y el cuarto en una muñeca.