El último de los detenidos en el marco de la investigación por el crimen del trader Fernando ‘Lechuga’ Pérez Algaba confesó ante la justicia cómo fue la mecánica del impactante asesinato, que terminó con el cuerpo de la víctima oriunda de Castelar descuartizado y arrojado a un arroyo en Lomas de Zamora.

Nahuel Vargas, sindicado como uno de los principales sospechosos, acusó a Maximiliano Pilepich de haber sido quien lo mató. En su indagatoria ante el fiscal Marcelo Domínguez, titular de la UFI Nº 5 de Lomas de Zamora, indicó que Pérez Algaba recibió dos balazos por la espalda mientras cambiaba una lamparita en una de las oficinas que habían sido montadas en el establecimiento inmobiliario ‘Renacer’, de General Rodríguez, y que luego del crimen esa construcción fue demolida borrar evidencias, como restos de sangre.
“Ya está, no aguantaba más, hay límites”, fueron las palabras de Pilepich según expresó Vargas en su declaración, a la que tuvo acceso Primer Plano Online. En el testimonio, el imputado -una de las nueve personas detenidas en el expediente- detalló que “conocía a Fernando desde hace aproximadamente quince años”, tiempo en el cual “realizaron varias operaciones de compras y ventas de vehículos” con reuniones “en la zona de la avenida Santa Rosa, que separa las localidades de Ituzaingó y Castelar, y posteriormente, se reencontraron en la zona de Puerto Madero”.

Vargas enfrenta cargos por el delito de homicidio cuádruplemente agravado por el uso de arma, alevosía, codicia y el concurso premeditado de dos o más personas, que prevé la pena de prisión perpetua. Ante la justicia ya están él, Pilepich, Leonardo Contrera, Matías Gil, Fernando Gastón Martín Carrizo, la gestora Flavia Lorena Bomrad (38), la empleada de ‘Renacer’ Blanca Glays Cristaldo (58) y el comisario de la Policía de la Ciudad Horacio Córdoba.
En tanto, la primera de las personas detenidas por el hecho, la mujer trans Alma Nicol Chamorro -que fue quien tenía en su poder la valija roja en la que fue hallado el cadáver del empresario- fue excarcelada a pedido del fiscal del caso, quien no solicitó la prisión preventiva.
UN RELATO DE PELÍCULA
Vargas le contó al fiscal Domínguez en una declaración detalla de 31 páginas que entre las 16 y las 16.20 del 18 de julio pasado se trasladó hacia el predio ‘Renacer’ en la camioneta Range Rover Evoque blanca con techo negro a pedido de Pérez Algaba, porque éste quería encontrarse con Pilepich (45) para reclamarle una suma de dinero que le debía. Pilepich, por su parte, según el testimonio de Vargas, llegó cerca de las 18 en la camioneta Mercedes Benz negra G500.
Según reveló Vargas, la discusión se originó porque Pilepich le dijo a Pérez Algaba que no le iba a poder saldar la deuda que mantenía con él, de unos 50 mil dólares. Tras una conversación en duros términos que mantuvieron sentados alrededor de una mesa en las oficinas, decidieron salir a comprar a un supermercado chino unas gaseosas y energizantes y, allí, Pilepich compró “lamparitas para iluminar la casa de campo porque se estaba metiendo gente”.
Fue en ese momento en que Vargas salió de la vivienda a pedido de Pilepich para abrir una ventana y escuchó los dos balazos. Su relato es coincidente con lo determinado por la autopsia al cadáver de ‘Lechuga’: el trader recibió dos balazos por la espalda y el descuartizamiento se concretó cuando el hombre ya estaba fallecido.

Vargas también explicó que Pilepich “estaba enojado porque Fernando había agregado al Instagram a su hija de 13 años y le escribía, y luego realizaba capturas de pantalla y se las enviaba para provocarlo”. Tras el crimen, el ideólogo tapó a Pérez Algaba “con una chapa o una puerta y con otras cosas”, que luego se retiraron del lugar con la camioneta Range Rover y que el cuerpo se lo llevaron horas después en el baúl de un Volskwagen Polo a Luis Alberto Contrera (38), otro de los detenidos por el caso, para que lo descuartice.
Contrera es hermano de la mujer trans Chamorro y, en su indagatoria ante el fiscal, aseguró que Pilepich le llevó el cuerpo, pero que no aceptó descuartizarlo ni tampoco “cortar” el Polo con el que llevaron el cadáver. Sin embargo, Vargas precisó que Contrera cobró por “su trabajo” unos 100 mil pesos que Pilepich le transfirió a una cuenta y, además, una suma de dinero en efectivo.

Por último, narró que el emprendimiento inmobiliario en el cual se cometió el crimen fue demolido para eliminar cualquier tipo de evidencia. “Maxi le dijo a las personas que manejaban las maquinas que la derrumbaran así tapaban el hecho. La demolición se realizó los días posteriores al homicidio, el 19 o el 20 de julio y alguno de los escombros se los llevaron”, subrayó, aunque también dijo desconocer el destino de esos restos.