“Cada módulo que yo le puedo dar a la gente equivale a un kilo y medio de pan”. Liliana Sanucci, presidenta de la fundación Papa Francisco, lamenta que el Estado nacional haya profundizado su decisión de no brindar asistencia alimentaria ante una demanda creciente, que sube con el correr de los días.
No se queja de las auditorías. Es más: las saluda, pero sabe que no es lo único a lo que debe dedicarse un mega ministerio como el de Capital Humano, que concentra infinidad de funciones. Entre otras, otorgar el acceso al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en plan de seguridad alimentaria sustentado con fondos internacional, al que recién pudieron volver a acceder, pero por un monto al que definió como “irrisorio”.
“Nosotros les damos alimentos, en este momento, porque hay un montón de comedores que cerraron, a 316.015 personas por mes en todo el país. Ese número va manguando porque la pobreza no desaparece, sino porque no tenemos que dar”, explicó la dirigente social en conversación con Adrián Noriega en la emisión semanal del programa periodístico Primer Plano por el canal Somos, de Flow.
Y graficó: “nos dieron un número irrisorio de PNUD. Mientras que a otras asociaciones le han dado en el orden de los 300 millones de pesos para poder abastecer, a nosotros nos dieron el 7%, es decir, 19 millones. Esto va dividido por módulos: cada módulo que yo le puedo dar a la gente significa un kilo y medio de pan a valor peso”. Es decir, ese es el monto que el Gobierno nacional transfiere a la cuenta de la fundación para sostener su tarea comunitaria.
Sobre transferencias y auditorías para la compra de alimentos
A la cuenta bancaria de la fundación llega el dinero en formato de transferencia digital y no se toca un billete: desde allí se giran los fondos para que cada provincia en donde la organización tiene comedores compre los insumos necesarios. Cuando se arma el listado, desde la casa central se transfiere a los proveedores para agilizar el proceso. Y se necesita una factura en donde esté especificado que es por una compra hecha dentro del programa PNUD.
Sanucci asegura no entender por qué cuesta tanto que el Gobierno cambie su lógica de intervención frente al hambre. “Estamos corriendo contrarreloj y la emergencia es hoy. Hay alimentos que se están venciendo, hay 70.000 frazadas en el depósito de Villa Martelli, y ¿estás esperando una catástrofe? Ya es una catástrofe esto: se han muerto 15 personas hace pocos días con el frío intenso”, sentenció.
La titular de la fundación Papa Francisco propone que haya una suerte de plan te contingencia por un tiempo determinado para “poder abastecer alimentos como corresponde hasta tanto llegue la famosa luz al final del túnel”, que es la recuperación económica pregonada por el Gobierno. “Ha crecido mucho la demanda de alimentos y la cantidad de gente en situación de calle”, afirmó.
Ablandar corazones de quienes tienen en su poder tomar decisiones: de eso se trata el llamado de atención que realizan desde una entidad que tiene una vasta trayectoria en el servicio a los sectores más vulnerables y que puede justificar su accionar, a diferencia de muchas otras que deben dar explicaciones.